Capítulo 8. El "Bosque Frondoso"

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Antes de salir, cogí una mochila adecuada para el viaje que nos esperaba.

En la mochila, llevaba vendas (porque mi herida no paraba de sangrar, aunque cada vez menos, necesitaba renovarlo), una botella de alcohol y toallitas (para aplicar a la herida), un bate (para mantener a raya a los enemigos) y por último, un mini-kit de herramientas (por si el sistema de Obi falla).

Lo más raro fue que el "pasillo de alimentación" estaba vacío, ni miga ni gota.

Pero pensé que era normal, si el supermercado (y el pueblo) se hallaba en un estado inhabitable (probablemente hubo una guerra... sólo que no hay sangre).

No obstante, no tenía hambre; más bien, parecía como si no 'tuviera estómago'.

—¿Has terminado? —preguntó Obi, esperándome en la entrada.

—Sí, voy enseguida —cogí la mochila con el brazo bueno y corrí hacía él.

Obi me esperaba mirando (anonadado) el cielo estrellado.

—Ya estoy —dije—. ¿Tú no necesitas nada?

—No, estoy bien así.

Nos pusimos en marcha, sin interrupciones, ni obstáculos hacia occidente.

Estábamos rodeados por un vasto bosque, que se dividía en dos, por una senda (sin hierba, ni hierbajos; sólo tierra)

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Estábamos rodeados por un vasto bosque, que se dividía en dos, por una senda (sin hierba, ni hierbajos; sólo tierra).

Los árboles no tenían fruto (lo que me presentaba como una desventaja si tuviera inanición*)

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- Inanición: debilidad física extrema provocada por la falta de alimento (hambre extrema).
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Seguía siendo de noche, la herida de mi brazo izquierda me seguía escociendo, pero sangraba cada vez menos.

Después de aproximadamente una hora, pedí a Obi un descanso; y renové las vendas, antes puse algo de alcohol en la toallita y me lo puse en la herida.

Menos mal que no grité, porque escocía muchísimo.

Contuve mis ganas de gritar y me recompuse.

Envolví mi brazo en vendas, en cuanto ya estaba listo, renovamos nuestra marcha.

No hablábamos nada, estábamos atentos a cualquier sonido que pudiera presentarse (hasta tenía el bate al alcance de la mano).

Y Obi miraba de reojo (pero con atención) a los lados.

Justo en ese momento, sonó el familiar sonido de unos arbustos al moverse.

Nos giramos bruscamente (pues el sonido venía de atrás).

Y surgió un rugido.

CONTINUARÁ...

CONTINUARÁ

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Obi: El Viaje Del Fuego (HIATUS INDEFINIDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora