Capítulo 30. Zagdi

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Lo mordí...

Fsss...

Rayos y truenos aparecieron dentro de mí, y salieron caóticamente sin ningún orden alguno esparciéndose por el área en el que estábamos, mis rivales chillaban sin control:

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Rayos y truenos aparecieron dentro de mí, y salieron caóticamente sin ningún orden alguno esparciéndose por el área en el que estábamos, mis rivales chillaban sin control:

—¡RUAHHH! ¡¿QUÉ COÑO ES ESTO?!

Una vez que terminó el "proceso de electrización" dentro de mi cuerpo, alrededor de mi cuerpo me estaba rodeando un campo eléctrico sin causarme daño.

Sentía el cuerpo más ligero que de costumbre y los movimientos que efectuaba eran más rápidos que antes.

Zagdi y Klastomi estaban tumbados en el suelo carbonizados temblando por el repentino reguero de rayos.

También se carbonizó (e incendió) en un diámetro de cien metros los árboles que estaban alrededor de mí.

El viento soplaba de izquierda a derecha levantando el humo presente en aquella tarde de batalla electrizada.

Todos los animales que estaban deambulando por los alrededores fueron espantados y se produjo un silencio inmenso (excepto por el viento).

Di un salto hacia Zagdi, cogí con mi mano derecha su cuello, levanté todo su cuerpo, corrí y lo estampé contra el árbol más cercano en donde estaba.

Todavía lo seguía sujetando hasta que lo estampé, cambié mi mano derecha que estaba agarrando al Semi-oso, le cogí con la izquierda y con la derecha me puse a dar puñetazos por doquier.

Zagdi estaba entre yo y la pared de roca que se había agrietado detrás suya.

Hasta que paró mi puño a medio camino y dio una patada media que me dio en el pecho; sin caerme, me deslicé hacia atrás debido al golpe.

—UGHH... —el efecto pasivo de mi maldición eléctrica le estaba dañando.

Por un momento se arrodilló de dolor, temblando; no obstante volvió a levantarse y cogió de nuevo su espada.

Y entonces, dio un salto hacia mi con la espada por encima de su cabeza; lo detuve con mi brazo izquierdo en el momento justo y lo empujé hacia atrás.

Al entrar en contacto la espada de Zagdi con mi brazo, salieron chispas, a la vez que de mi brazo surgieron unas cargas eléctricas.

Estuvimos forcejeando un rato y finalmente gané en el forcejeo.

Empujé su espada y casi cayó.

Aprovechando esos segundos de despiste, me dio la oportunidad de asestarle un puñetazo, aunque en realidad conseguí darle dos y esquivé en el último momento en el que el rival estaba a punto de darme un tajo con su espada.

No obstante, me dio una patada adicional en el estómago que no lo veía venir, me hizo retroceder e impactarme contra un árbol que tenía detrás.

Zagdi volvió a desplazarse hacia delante, me cogió mi cuello y me estampó contra el árbol que tenía detrás; de seguido, se puso a darme puñetazos brutos y consecutivos.

Obi: El Viaje Del Fuego (HIATUS INDEFINIDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora