Capítulo 29. Obstáculo de camino

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El paisaje estaba muy limpio, no había nubes: solo había un venerado cielo azul y un sol de verano que nunca se ponía.

Respiré hondo el aire del bosque y su olor claramente no me decepcionó: olía a bayas silvestres, plantas aromáticas y poco de todo entremezclado con otros olores agradables.

Árboles pequeños, grandes y gigantes me rodeaban a cada lado y me guiaban por un pasaje que me dirigía directamente hacia las montañas.

Noté que el terreno se estaba empinando poco a poco, y cada vez me costaba un poco más andar por el terreno en donde había diferentes tipos de suelos, lo que me hacía difícil andar por el cambio repentino de la superficie.

Partes del suelo levantados y otros hundidos, yo a veces me caía de una manera lamentable, por lo que acabé con el tobillo torcido.

Andaba cojeando, esperando a que no me cayera.

Dentro de un rato, los animales empezaban a escasear, hasta que ya no vi a ningún animal a distancia; sin embargo, ya me estaba acercando a mi destino.

Ya podía oír armas metálicas entre unos segundos y otros:

¡FIUÚN!

¡ZAS!

Eran los sonidos característicos de unas armas blancas, y de repente pensé que tal vez no eran Marto, Somer y Obi, podrían ser otros.

Me acerqué al sonido con cuidado sin dar un paso en falso; el volumen de sonido de las armas iba incrementando mientras me acercaba.

Y cuando vi el panorama, resultó que eran Semihumanos luchando entre sí un combate amistoso.

—¡Tiempo muerto! Klastomi, has combatido bien.

El que dijo esto tenía orejas de oso pequeñas, solamente en ese aspecto era lo que diferenciaba de los Humanos; si le cortaran las orejas, la mayoría que no conociera a este ser, lo confundiría con un Humano normal.

Aparentaba ser muy fuerte por su aspecto, llevaba vestimenta de un guerrero medieval, una cota de malla, una espada bien grande que me habría costado empuñar... Y todo los demás que tenía un guerrero experimentado.

El ser que estaba cansado, Klastomi, yacía sentado en el suelo, agotado; sus orejas eran las de perro, cabe destacar que también tiene su cola representativa por debajo de su armadura fina.

Y también me fijé que el oso, también tenía su cola (bastante pequeña), sin embargo, todos los Semihumanos destacan por su rareza en este planeta parece ser (información previa aprendida de Luxor durante nuestro duelo de entrenamiento).

Obi: El Viaje Del Fuego (HIATUS INDEFINIDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora