❛❛APOCALYPSE. oblivion❜❜ [tua]³

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.: IT'S A NICE DAY :.

hey, little sister, what hace you done?

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The Sparrow Academy
2,133 Days before the tragedy

A Zero le gustaban las naranjas. Lo tenían todo, la perfecta combinación de dulce, amargo. Y ácido, como ella. Lo único que no le gustaba era el color, anaranjado brillante y seco. Le gustarían un más si fueran púrpuras, pero entonces el nombre ya no les quedaría.

Carajo, sí que necesito dormir.

Mientras tanto, el jugo de naranja recién exprimida que tenía de desayuno estaba bien, la ayudaba a sentir despierta.

No había dormido mucho en esa semana, salía casi todas las noches. No se había visto con Daniel desde el domingo, cuatro días atrás, pero había ido más veces a esa casa abandonada en el centro. Bueno, ya no podía decirse que estaba abandonada, porque ya era suya. la había reclamado al viento y la oscuridad como parte de si misma, y pobre de aquel que osara entrar sin su permiso.

Después de esa noche de Halloween, tres meses atrás, Zero volvió a la academia –esa mansión que ya no se atrevía a llamar su hogar–, como si nada hubiera pasado, ignorando las quejas y reclamos de sus hermanos pero, una vez que entraron, nadie dijo lo de su huida con ese chico pelirrojo disfrazado de calavera, ni sobre la persecusión a través de la Ciudad, porque sabían que podría meterlos en problemas y nunca jamás volverían a salir en Halloween. Ninguno la acusó y asumieron que, si ella estaba haciendo algo malo, tarde o temprano la atraparían y la culpa sería solo de ella.

Zero solía burlarse de esos pensamientos ajenos.

Algo malo, algo malo.

Tarde o temprano.

No en su casa, en el centro. Ahí, el tiempo y la voluntad le pertenecían, y no era algo por lo que se sentiría culpable. Incluso si las ocupadas noches de vigilia la volvían un zombie o algo por el estilo, sería feliz, porque sabía lo que la esperaba cada noche, ese nuevo placer que llevaba tan arraigado a sus huesos. Solo tenía que dejar que el día pasara, lento y aburrido en esa normalidad asfixiante, hasta que las estrellas se pusieran en el cielo oscuro y le dieran la señal para volver a casa.

Habría sido una mañana y un día normal y aburrido, si Fei no hubiera entrado al comedor como lo hizo.

–Fei –la llamaba Grace en susurros, siguiéndola apresuradamente y haciendo que sus tacones repiquetearan en el suelo de madera, lo que logró llamar su atención.