❛❛APOCALYPSE. oblivion❜❜ [tua]³

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.: REMEMBER ALL THOSE NIGHTS :.

I hate to see this sadness in your eyes

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Hotel Oblivion.
Day 84.

La paz era un concepto totalmente ajeno a la naturaleza del Hotel Oblivion. No había un solo rincón en sus pasillos que dejara a sus huéspedes sentir algo de esperanza. La cacería que terminó con Los Carroñeros tampoco trajo nada de consuelo; ellos ya no estaban para atormentar a los más débiles pero, en realidad, su ausencia no hizo gran diferencia.

En el Hotel Oblivion poseía bastantes horrores para hacer su existencia miserable, condenando a los demás a una muerte lenta.

Una de las peores torturas era el hambre. No importó que con la muerte de Los Carroñeros y otros huéspedes desafortunados, cada vez quedaran menos bocas que alimentar, la comida que se servía en el salón del cuarto piso nunca era suficiente. A veces, terminaban comiendo sobras de la noche anterior, otros días no quedaba ni un pedazo de carne para servir en la charola plateada, así que debían volver a las ácidas manzanas que el Hotel les daba.

Una vez, cuando fue a visitar a Malorie -quien ya casi no salía de su habitación-, Lyra se encontró con Eloisa y Roxanne, amigas que Malorie tenía en el séptimo piso. Entre otras cosas, le advirtieron que se acercaban tiempos oscuros en el Hotel. Lyra no preguntó más y se despidió de Malorie; aunque sintió curiosidad, pensó que, si el estándar en el Hotel Oblivion era la oscuridad, ¿qué otra cosa podía pasar? Solo era una mala racha, en unas semanas volverían a tener carne y todo estaría bien.

Sin embargo, la desesperación del hambre también pasó sobre ella y la volvió aún más irritable ante los demás huéspedes. Siguiendo el consejo del Mago, se aferró a la daga por todo el tiempo que pudo y dejó de tentarse el corazón con los demás; si debía quedarse en el Hotel por más tiempo, no podía dejarse intimidar.

Esa fue la suerte de Donk Nackie. Se enojó con él porque... por una tontería, realmente, pero fue fácil apuñalarlo una y otra vez hasta matarlo en el sexto piso. Terminó con él y se dispuso a dejar atrás su cuerpo sangriento para volver a su habitación antes de que sonara la última campanada, aunque no logró alejarse demasiado.

Antes de levantarse, escucho una respiración detrás de ella; se dio la vuelta y encontró a una mujer de aspecto extraño mirándola por detrás de una esquina del pasillo. No la reconoció de inmediato, pero que la mujer se escondiera dejaba claro que conocía los rumores sobre La Novia y su sed de sangre.