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- You were someone I really loved, but I must admit, I never saw a future between us -

Samantha Saint.

Recostada en mi cama, pensado en qué ropa me podré para la pequeña reunión de Madd.

Vero me dijo que era una reunión, así que pienso que todos irán con normalidad en sus atuendos. Sí, estoy segura.

Después de prepararme, bajé las escaleras mientras cruzaba los dedos para que papá me diga que sí podré ir.

Y si te preguntas, no, no le he pedido permiso a mi padre.

Lo busqué en todo la casa, pero claro, por el trabajo llegaba tarde.

Aunque no sabía si le molestaría, le dejé una nota diciendo que estaba en una reunión con Verónica y de una amiga, y me fui ya preparada con mis cosas de siempre.

Justo cuando salí y cerré la puerta, no era nada más y nada menos que Aidan haciendo lo mismo que yo. Se veía arreglado, y ese perfume a hombre llegaba hasta mis fosas nasales.

Él achicó los ojos, yo hice lo mismo con cara de sospecha.

-- ¿Me sigues? -- pregunté mientras sacaba la llave de la cerradura.

-- ¿Yo? ¿Seguirte a ti? Apuesto que tu vida es tan aburrida que ni siquiera me interesa un poco saber lo que haces -- sacó la llave de la cerradura.

-- Ya deja de pretender que me conoces. Estoy más que segura que mi vida es incluso mejor que la-... -- una bocina de auto me interrumpió.

En la calle estaban unos chicos con un auto rojo y el techo abierto, música a todo volumen mientras llamaban a Aidan.

-- Andando, Madd me espera -- dijo uno quien se acercó a nosotros.

¿Cuando se supone que llegó el momento en el caminé hacia él y él caminó hacia mí?

-- Espera, ¿Madd? -- le pregunté y él asintió extrañado.

Iban a la misma reunión que yo.

-- ¿Por qué preguntas por ella Saint? -- preguntó el chico burlón.

-- Nada, se me hizo conocida -- sonreí a media y seguí con mi paso a las oscuras calles

-- ¿Te vas a ir sola en la oscuridad por las calles? eso es peligroso -- se acercó a mí -- Escuché que tú también irás, ¿quieres que te llevemos? -- lo volteé a ver confundida, él señaló el auto el cual se montaba Aidan, y habían otros tres chicos más.

¿Yo sola entre cinco chicos? No gracias.

Y peor, Aidan estaba ahí. Triple “no, gracias”.

Pero lo que decía tenía razón, era peligroso que una chica de mi edad ande por las calles a esta hora y sola.

Sabía que con esto acabaría mi dignidad, pero prefiero no tener dignidad a que perder algo más valioso.

Así que aceptë.

Fuimos al auto mientras Aidan nos miraba con el entrecejo fruncido. Imagino que sea por mi presencia.

𝐈𝐍𝐋𝐘. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora