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- The question is... Did we ever love each other? -

Samantha Saint.

Los rayos de sol inundaban mis ojos, no podía abrirlos gracias a estos. Me estiré entre las sábanas aún con pereza.

Gracias a Dios era sábado, así que no había qué preocuparse.

O eso pensé al oler ese aroma de hombre entre las sábanas, miré a mi alrededor con un poco de dificultad, y era obvio el porqué olía perfume de hombre. Era porque ni siquiera estaba en mi cama.

La cama, los pósters, las estrellas. Claro... la habitación de Aidan....

¿!!!!LA HABITACIÓN DE AIDAN¡¡¡¡?

Lo primero que hice fue revisar mi ropa entre las sábanas, por suerte tenía todo, hasta podía oler al alcohol en mí. El dolor de cabeza no tardó mucho en llegar.

Estúpida resaca.

La puerta se abrió, me asusté y como una persona con problemas mentales me escondí entre las sábanas de Aidan, era claro que quien sea que entraba me podía ver gracias a que mi cabello me delataba.

-- Oh, despertaste -- una dulce voz se hizo presente.

Su madre.

La miré entre estas mismas, ella me veía con una sonrisa de oreja a oreja pero no exagerada. ¿Qué acaso no se preocupa por ver a una chica en la cama de su hijo?

-- ¿Buenos días...? -- fue lo único que me limité a decir, estaba llena de vergüenza como para verla a los ojos.

-- Buenas tardes querrás decir cariño -- abrí mis ojos exageradamente.

-- Disculpe, ¿pero me puede decir qué hora es? -- pregunté sin verla.

-- Las doce del mediodía -- oí unos sonidos -- ¿Quieres que te limpie tu ropa y te pones ropa de Aidan? él está abajo esperando a que te desper-...

-- Muchas gracias señora Lauren, pero ya pronto me iré a mi casa. Muchas gracias por su atención -- repetí.

Pensé en mi padre de repente. Sabía que no le caía bien Aidan, y menos sabía que estaba un club bebiendo licor con personas que ni conocía. Revisé mi teléfono y tenía cuarenta y siete llamadas perdidas de él y trescientos mensajes sin leer.

Me va a matar.

-- Claro, entiendo -- fue lo único que dijo con una dulce sonrisa para así cerrar la puerta permitiéndome salir de las sábanas de Gallagher y buscar mis zapatos, los cuales no los veía por ningún lado y eso me desesperó.

-- Mamá dijo que-... -- escuché la voz de Aidan detrás de mí, sin embargo no le presté atención. Me puse nerviosa por cómo olía y tal vez por mi estúpido comportamiento de ayer aunque no recuerde nada.

Si me daba pena con su mamá, no me puedo imaginar con él.

-- ¿Has visto mis zapatos? -- intenté sonar desesperada, y sí, así estaba. Pero él sentimiento del nerviosismo gracias a la vergüenza de que él y yo estemos en la misma habitación me daba escalofríos.

-- Oh sí, ayer pisaste una charco de agua y... se ensuciaron -- lo volteé a ver por fin, tenía su cabello levemente mojado y fruncía sus labios sin decir otra respuesta, olía ese aroma que siempre lo caracterizaba --. Pero tranquila, en cuanto se sequen te podrás ir -- sonrió amablemente.

A veces eran tan dulce pero otras era un odioso que me hacía confundir. Así de amable era casi siempre con todos.

-- Eh, de seguro mi padre me está buscando y que no conteste su llamada, pues debería estar preocupado sobre todo. No me puedo quedar tanto tiempo a-... -- el timbre llamando a la puerta sonó, aunque no sabía si era él, de todas formas rezaba porque no lo fuera.

𝐈𝐍𝐋𝐘. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora