021.

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- Loving wasn't that hard, Aidan -

Samantha.

Eran aproximadamente las doce del mediodía y yo, estaba recogiendo hasta el último polvo de mi habitación para guardarlo en la maleta.

Las horas han pasado muy rápido desde que la amistad entre Verónica y yo había roto, desde que me fui de aquella institución, la cual, había pasado malos momentos, como también buenos, pero, ahora no era algo de lo que quería recordar.

No sabía muy bien con exactitud si esto de irme a otro país era como cerrar una etapa de muchas. Y sí, he cerrado muchas etapas, pero esta era dolorosa.

Saber que mi mejor amiga nunca lo fue, que la institución en donde estabas desde los doce fue tu mayor pesadilla, que alejarte de grandes amigos como Fred, era una ola inesperada, pero también tenía que seguir adelante.

El pensamiento sobre Gallagher aún seguía. Hoy lo había visto muy feliz con sus demás amiga y equipo, como si esos besos entre los dos no hubieran existido, como si nunca nos hubiéramos amado, como si nunca hicimos aquel trato. Era como si todo hubiese vuelto a la ¿normalidad o realidad?

Me había sentido extraña al pensar eso, excluida tal vez. Verlo tan feliz y que no era conmigo me dolió, pero aún así, tuve que seguir caminando sin mirarlo para no seguir atormentando mi mente. Era lo único que podía hacer y había quedado.

Ahora solo me concentraba en tener a mano todo lo que podía utilizar en Alemania. No sabía por cuánto tiempo me iba, pero prevenir era la mejor opción.

En toda la mañana nunca estuve al tanto del exterior, era como mi habitación y yo contra el mundo. Mi espacio era cómodo, hasta puedo decir que me había olvidado del por qué estaba allí por tanto tiempo. La música resonaba en las cuatro paredes y me era increíble no escuchar ni una sola queja.

Hasta que el timbre sonó.

Volviendo a la realidad, bajé el volumen y esperé por unos segundos, pensé que había sido uno de los vecinos quejándose por la música, pero al volver escucharlo, creí que el alto volumen era lo que menos le preocupaba.

Salí de mi habitación y llegué hasta la puerta, los sonidos repetitivos del timbre me enojaban y estresaban, hasta el punto de abrir la puerta sin preguntar ni ver de quién se trataba.

Mis manos se relajaron, mi enojo y estrés igual al verlo ahí, parado en la puerta con una patineta en su mano. Se veía apenado, pero de todas formas me alegraba verlo después de tanto tiempo sin saber de él.

---- Hola, ¿qué tal? ---- él se atrevió primero en saludar, muy amigable y amable.

---- Hola ---- suspiré al verlo ----, ¿cómo has estado?

---- Bien, ¿y tú? ---- asintió.

Asentí ante su pregunta. No era una cuestión que debería de responder con seguridad.

---- ¿Y qué te trae por aquí? ---- lo vi de arriba abajo, esperando su respuesta.

---- Creo que últimamente me ha faltado tu compañía y desde la última vez que te vi estuviste mal, emocionalmente ---- hizo una pausa para aclarar ----. ¿Recuerdas que quedamos en una práctica de skate? ---- señaló la patineta en su mano, sonriente.

𝐈𝐍𝐋𝐘. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora