017.

117 13 8
                                    


- That Aidan that I never hated on. -

Sam.

Ese momento estaba calificado como el peor en mis dieciocho años de mi vida. Fue el peor.

Después del show sobre el café, haberme avergonzado, enojado y después entristecido, Gallagher y yo fuimos de vuelta a mi casa. El camino era incómodo gracias al momento, él se veía apenado, igual que yo, estaba avergonzado.

Miles vió todo, vió el desastre caer en mí y él no fue la única persona. Verónica se sorprendió y me ayudó, mientras la rubia desconocida se quedaba a un lado de Miles viendo todo sin una pizca de burla. Pero, aún así, me sentía avergonzada.

Ese momento no se le irá de la cabeza a nadie de los que estuvo presente, eso era algo cierto y yo, con las mejores cosas que me pueden pasar en la vida. (Es sarcasmo, nada bueno me pasa).

Entre todo silencio e incomodidad, decidí hablar por Aidan. Él se veía desanimado y no sabía exactamente el por qué.

---- No es tu culpa ---- dije tranquilamente aunque me estaba muriendo de frío. Él me miró como si adivinara sus pensamientos ----. No es la culpa de nadie.

Él no parecía satisfecho con mi comentario.

---- Pero tuve que estar ahí para ti en todo momento. Tal vez si no te hubiese traído nada de esto estuviera pasando y en vez de estar en un camino silencioso e incómodo, estaríamos riéndonos de anécdotas sin sentido. ---- bajó la mirada mientras hablaba.

Ahora sí tenía que recalcarle.

---- Aidan ---- él me volvió a ver ----. Esto no es culpa tuya, ni mía, ni de la propia chica. Simplemente pasó. No te culpes por cosas que ni siquiera sabías que iban a pasar ---- dije sonriendo ----, a menos que veas el futuro y sí sabías que en verdad pasaría, ahí sí te odiaría.

Él rió levemente mientras aún caminaba. Le había subido un poco los ánimos.

---- Estoy seguro que no veo el futuro. ---- negó mientras reía ----. Pero, creo que aparte de todo lo malo, que fue poco, lo bueno fue poder estar el uno con el otro, ¿no es así? ---- me volteó a ver.

Sus ojos verdes tenían ese brillo de la luna. Era increíble verlos y no poder dejar de tener tu concentración en ellos. Esos ojos brillosos...

---- Lo fue ---- afirmé ----. Y a decir verdad, me dió curiosidad la parte en la que quería saber cómo eras antes de conocerme mejor.

---- Igualmente ---- asintió ahora él ----. Parecíamos unos completos bebés haciéndonos bromas el uno al otro.

---- Sí, literalmente sí. ---- asentí mientras los dos reíamos.

De repente, sentí que pasó su brazo por mis hombros atrayendome mejor a él sin ningún tipo de cercanía.

Esas cosquillas en mi estómago comenzaron a salir de repente, la piel, aparte de fría, estaba erizada, mis mejillas calientes y la mente en blanco. Era como sentirse enferma pero no lo suficiente como para sentir el infierno.

El infierno sería si él se da cuenta.

---- Uh, ¿por qué no me dijiste que tenías frío? ---- preguntó de la nada ----. Ten.

Él paró un momento, se quitó su suéter y en un movimiento rápido que ni yo pude ver me colocó el suéter como cuando las madres o padres le colocan ropa a su bebé.

---- Pero va a oler a café después ---- dije entre la tela roja del suéter. Cuando ya me lo terminó de poner, una sonrisa juguetona estaba en sus labios ----. Me lo podía poner yo sola, ¿sabías?

---- Prefiero a que huela a café y usarlo en el mejor momento, en vez de desperdiciar el mejor momento y que no huela a café, sabiendo que me recordara a ti. ---- aquellas palabras hicieron un BUM es mi mejillas, como si ellas estuvieras diseñadas para sonrojarse automáticamente.

Bajé mi mirada por instinto. No podía dejar que me vea así, aunque sabía que no era la primera vez que lo hacía.

---- Gracias. ---- dije en un intento de sonar firme, pero entiéndeme, tener frío y tener a Aidan Gallagher delante de ti causándote nervios, es difícil de soportar.

---- Mírame ---- pidió en un susurro, se acercó un poco más y aún así lo miré ----. Sam ---- me llamó, teniendo mi barbilla entre sus dedos suaves y con delicadeza, lo miré. Al hacerlo, él ni había hablado por un buen tiempo que para mí se hicieron ocho años, aunque sin duda, fue como dos segundos.

Veía sus labios entre tanta cercanía, sus ojos eran la mejores partes del momento. Ese verde en la oscuridad se seguía notando, esos labios carnosos y rosados fueron mi vista la mayoría del tiempo.

Él era perfecto.

---- Samantha, no sabes cuánto me gustas ---- dijo calmado y susurrando ----. Ahora mismo, puedo acercarme más y volver a besar tus labios, sentir ese cosquilleo como la primera vez y perderme en tus ojos, pero, ¿tú también lo querrías así? ---- mientras hablaba, sentía que nuestros labios se rosaban por una pizca milisegundos.

Ahora era el momento, no sabía otro. Era ahora o nunca.

---- Siempre lo he querido, Aidan. ---- y como si no pudiese haber aguantado más, me acerqué y lo besé.

Ahora yo lo había besado. Ahora yo había dado ese otro paso y por primera vez, se sintió tan bien como volar en una alfombra mágica. Sentir de vuelta sus labios con los míos era lo que tal vez necesitaba, necesitaba tenerlo cerca, necesitaba decirle todo lo que me había guardado entre tantos momentos de silencio, soledad y madrugadas con preguntas sin respuestas, pero ahora ya las tenía.

Él sí me gustaba. Yo podía creerlo y también lo había aceptado.

Había aceptado que de una vez por todas, yo le gustaba a Aidan y que a mí me gusta él.

Fue lo mejor aceptar ese momento. Esta vez, no me preguntaba por la Samantha de antes, qué había hecho o qué pensaría, porque ahora, solo existía el amor que aquel Aidan me había hecho sentir.

Aquel Aidan en el en verdad amaba y el que también estaba dispuesto hacer todo por mí.

Aquel Aidan... que en este presente, ya no existía.




𝐈𝐍𝐋𝐘. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora