Los trabajos no era tan fácil para Samantha, sí, por fin se había graduado de la universidad, pero nunca antes había pensado que el trabajo como tal la explotaría hasta el nivel de casi querer dejar la carrera.
Ahí estaba ella, en su cama, con su laptop en piernas y sus gafas de aumento viendo las citas que tenía para la semana que venía, arrepintiéndose de no tener una secretaria desde un principio.
Aunque quería concentrarse en sus pacientes, las llamadas de Jessica no la dejaban en paz, como tampoco los mensajes. Habían una fila de todos ellos tratando de tener la atención de su amiga, sin embargo, para Samantha era una exploración a su paciencia.
Así que decidió contestar.
---- Si no te persigue un psicópata, juro que colgaré, Jessica. ---- advirtió la ahora pelirroja, enojada.
---- Deja de ser tan amargada ---- pidió esta por la línea telefónica ----. Quiero que vengas a la cafetería MIZI para darte una noticia, te encantará.
---- No tengo tiempo para posar frente a una cámara y hacer caras serias ---- con una voz cansada se excusó ----. Dímelo ahora o cuelgo.
---- Yo pago lo que tú quieras. ---- Jessica por la otra línea estaba orgullosa de sí misma al escuchar el suspiro de su amiga y su cortante aceptación a la cafetería.
Jessica era la única amiga de Samantha por los últimos cuatro años. Ambas estaban en la misma universidad, mientras que Samantha estudiada psicología, Jessica estudiaba diseño. Se conocieron por ser la modelo y paciente de la otra. Aunque, desde que la universidad terminó, Samantha se había vuelto más cerrada por alguna extraña razón, pero la morena siempre estaba ahí aunque ella no quería.
Samantha con su paso lento y relajado llegó a la cafetería que su amiga le había dicho, ella fue a la primera que vió y saludó desde lejos, para luego ir a su mesa y verla cansada.
---- ¿Te has visto el rostro? ---- preguntó la morena señalando la parte del cuerpo de su amiga.
---- No, sólo en espejos y fotos, ¿tú sí? ---- respondió sarcástica, con la menoría ganas de querer estar allí ----. En fin, ¿para qué me llamaste? Tengo muchas cosas que hacer.
Jessica pidió un latte para ambas, ignorando una de muchos veces que Samantha le respondía cortante. Aunque para la de rizos no le importaba mucho eso.
---- Tengo a un modelo ---- mencionó emocionada, esperando alguna reacción de su amiga, sin embargo, a su amiga lo único que tenía en mente era dormir ----. ¿Conoces a un tal, Aidan Gallagher?
Al escuchar ese nombre, Samantha no hizo más que desinteresarse por la noticia y más si ese nombre traía consigo. Sí, por alguna razón se había sorprendido porque Aidan estaba modelando, pero lo que hizo la mega sorpresa por un momento fue que su amiga diseñadora estaría con ese chico.
Samantha no sabía nada de él, y él no sabía nada de ella, pero así era mejor para ella, olvidarlo era mucho mejor que recordarlo de vez en cuando.
---- No, no sé quién es. ---- negó escondiendo su rostro en sus brazos.
---- Qué mal. Pensé que me habías hablado antes de un tal Aidan, pero no estaba segura si era ese u otro ---- Samantha negó sin decir nada ----. Ni siquiera sé cómo es físicamente, ¿cómo se supone que lo encontraré en Alemania?
Aquella pregunta hizo que Samantha se encogiera de hombros. Sólo quedaba allí para esperar su latte e irse.
De repente, escuchó la campana de la cafetería que estaba en la puerta, y por más ese aroma podía reconocerlo, decidió no voltear y quedarse en esa misma posición. No quería volver a verlo, simplemente, pero ya no quería estar allí, ni por su bebida.
---- Yo me iré. Adiós. ---- se despidió con un semblante extremadamente serio, y pasó por la puerta, a un lado de él, sin verle el rostro, sin ni siquiera ver su cabello.
Y así mismo es como él lo hizo. No la vió, como si fuese un simple fantasma.
Samantha caminaba cada vez más rápido, yendo lejos de esa cafetería y dejando el pensamiento del ojiverde atrás.
Ellos creían que era mejor así, que era mejor tratarse como fantasmas.
Y a veces, esa era la mejor opción.
Fin.
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𝐈𝐍𝐋𝐘. [✓]
Fanfiction𝖠𝗂𝖽𝖺𝗇 𝖦𝖺𝗅𝗅𝖺𝗀𝗁𝖾𝗋. | 𝖨𝖭𝖫𝖸. "Lamentablemente vecinos" o así es como ellos lo describirían. Dos chicos que se odian, hasta el grado de querer hacerse bromas de mal gusto, molestar en la ventana del otro y hacer todo lo que sea para hac...