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- Maybe we should have always hated each other -

Samantha Saint.

Pues, no creo que haya sido una fiesta tan tranquila como relajadamente.

Habían adolescente saltando a la piscina, unos comiendo, otros bebiendo y otros simplemente hablando o jugando voley.

Era un club inmenso, literalmente todo el instituto estaba caminando por este con sus grupos de amigos.

Pero no veía a Verónica por ningún lado, supuse que estaba en casa, así que no me quise alarmar por nada.

Yo estaba todo el tiempo con Aidan como una garrapata, no conocía el inmenso club, mucho menos los estudiantes del instituto y podría ser fácil perderme.

Ellos reían mientras yo lo hacía por lo que sea que estaban hablando, simplemente veía a mis alrededores, aunque sea de noche, casi todos están en bikini, los hombres sin camiseta y en la piscina.

¿Cómo es que no tendrán frío?

Sentí un leve toque en mi hombro mientras su los amigos de Aidan hablaban, lo volteé a ver y él seguía hablando con sus amigos, volteé al otro lado y estaba otro chico con una sonrisa sosteniendo su cerveza y escuchando sus amigos. Volteé a mis lados, pero no había nadie con su atención en mí, dejé de hacerle caso y volví a ver las hojas de los árboles o hacer como si estuviera escuchando a los chicos a mi lado ---aunque no conozca ninguno---.

-- Sí, esa patada fue increíble Aidan, gracias a ti ganamos -- uno lo felicitó.

-- Muchas gracias en verdad.

-- Pero vimos que le dedicaste el gol a alguien de las gradas, ¿quién era esa chica? -- preguntó Nathan empujándolo levemente. Yo sólo veía la situación esperando una respuesta de Aidan, pero antes de eso sentí otro toque en mi hombro del lado del chico, era obvio que era él.

-- ¿Tienes algo qué decirme? -- le susurré.

-- Nop -- bajó a mi altura aún viendo a sus amigos.

-- ¿Por qué me molestas?

-- ¿Quién dijo que te estaba molestando? -- susurró burlón. Ya me estaba hartando la paciencia.

-- Entonces deja de tocarme el hombro -- susurré ya un poco molesta.

-- Está bien princesa, pero tampoco para que te molestes -- alzó sus manos en son de paz y volvió su postura normal.

Lo ví de reojo, él tenía unos ojos azules, era castaño con fuertes músculos en sus brazos que se podían visualizar fácilmente gracias a su camiseta pegada, sus pestañas eran largas y su perfil perfecto; literalmente debería de tener miles se chicas detrás de él.

-- ¿Tengo algo en la cara? -- preguntó volviendo a agacharse levemente a mi estatura.

De seguro me quedé como boba viendolo.

-- No, yo, no tienes nada -- le sonreí levemente y seguí con mi vista al frente. La pena me consumía por ni siquiera disimular.

𝐈𝐍𝐋𝐘. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora