Arrangements

Capítulo 23

Algunos días, Jin deseaba poder reservar unas vacaciones en una isla remota y fingir que era otra persona. Hoy era casi uno de esos días. En realidad, había sido una de esas semanas. Su manada nunca había estado tan desunida. Le estaba pasando factura, pero no se rendiría. Todos los miembros de su familia tenían la misma importancia, así que Jin escuchó a Yoongi durante mucho tiempo. El alfa más joven estaba afligido, y tenía todo el derecho a estarlo.

Últimamente, Jin había intentado conocer mejor a Hoseok. El distanciamiento entre el beta y Namjoon era cada vez mayor, y a Jin no le gustaba que ninguna de las partes extendiera una rama de olivo. Por el momento estaba siendo paciente -por muchas razones-, pero no podía seguir así por mucho tiempo. Yoongi parecía percibir la misma tensión.

Lo que más sorprendía a Jin era que Hoseok, el dulce, carismático y desenfadado Beta, se mostrara tan desafiante con su propio compañero. Era una locura. Nunca había conocido a un beta tan obstinado cuando se enfrentaba a un alfa; especialmente a un alfa tan dominante como Yoongi.

El Alfa necesitaba ayuda, y así fue como Jin acabó en el dormitorio de Hoseok y Yoongi. Hoseok se había incorporado en cuanto Jin entró en la habitación. Interesante, pensó Jin. Obviamente, el Beta sabía exactamente lo que se esperaba al enfrentarse al Alfa de Jin, así que ¿por qué no respondía a Yoongi o a Namjoon? Iba a averiguarlo.

—Hoseok

—Hola— Hoseok se encogió hacia adentro.

—He oído que has tenido un mal día— Jin se sentó en la cama a su lado. —Deja que hyung te mire el cuello.

El Beta dudo, pero se acercó e inclinó el cuello para mostrar los restos del mordisco de Yoongi. Jin deslizó sus dedos sobre los moratones. Había un corte claro en un lado que había sangrado, pero la piel estaba sellada, así que Jin no pensó que fuera a ser un problema. Por las marcas, pudo ver lo fuerte que había sacudido el alfa de Yoongi. Todo ese dolor y, sin embargo, el Beta de Hoseok seguía resistiendo. Jin suspiró.

—Te has ganado una mala, Hoseok.

—Lo siento, Alfa.

—No te disculpes conmigo— sonrió Jin y apartó los dedos del cuello de Hoseok. —Ya has sido disciplinado. No es a mí a quien has ofendido.

Hoseok frunció el ceño, pero mantuvo la mirada fija en sus manos cruzadas sobre el regazo.

—¿Sabías que?— aclaró Jin su tono. —¿Que mi familia estaba segura de que iba a ser un Beta como tú?

—No— Hoseok parecía que iba a reírse.

Jin le devolvió la sonrisa. —Es curioso, ¿verdad? Nadie pensaba que alguien como yo fuera a ser un Alfa. Mi personalidad no encajaba en el papel. Era feliz en la sombra apoyando a otro. Cuando me presenté, mi familia pensó que mi personalidad cambiaría para adaptarse a mi estatus, pero no fue así.

Hoseok se mordió el labio. —¿Y qué pasó?

—Muchas cosas— se encogió Jin. —Pasé algunos de mis primeros años ignorando mi yo interior. No sabía cómo ser un Alfa. Entonces decidí hacerlo a mi manera. Pero, ¿quieres saber un secreto, cachorro?

Hoseok asintió.

—La mayoría de la gente sigue pensando que soy un Alfa terrible— la sonrisa de Jin se volvió triste. —Porque no siempre hago las cosas como los demás. Intento ver a toda mi manada como individuos. A veces, no lo consigo. Pero mis Omegas salen al mundo sabiendo que tienen tanta libertad como cualquier Alfa. Mis Alfas, espero, saben que no siempre tienen que ser fuertes. ¿Y mis Betas? Bueno, me gustaría que supieran que no siempre tienen que someterse.