Capítulo 53

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Jin estaba ocupado haciendo tortitas, con Jimin pegado a su espalda como un koala, cuando Jungkook entró en la cocina. El olor a vodka era tan fuerte que Jin pensó que podría haberle quemado las fosas nasales. Jimin literalmente tuvo arcadas. El resto de la manada retrocedió de sus lugares en la mesa del comedor, y todos se voltearon a mirar al Omega.

—¡Hola familia!

Jin se quedó mirando el rubor de las mejillas del más joven. —Vete a la cama, Kook-ah.

—Jin-hyung—, Jungkook hizo un mohín. —¿No te alegras de verme?.

—Estás borracho, bebé. Vete a la cama.

Jimin se zafó de Jin y rodeó la cintura de Jungkook con un brazo. La expresión de preocupación en la cara de Jimin no pasó desapercibida para Jin, pero estaba demasiado ocupado intentando no quemar el desayuno como para ocuparse de ello ahora mismo. En cualquier caso, Jungkook se negaba a salir de la cocina. Quizá las tortitas le sentasen bien.

—Al menos dúchate—, dijo Yoongi con una mirada de puro asco. —Hueles asqueroso.

—Hyungie,— Jungkook se inclinó hacia el espacio de Yoongi. —No seas tan malo.

—Está borracho—. Hoseok sonrió.

Namjoon se rió, hasta que Jungkook se subió a su regazo y empezó a perfumarse. Jin sacó las tortitas del fuego y se quedó mirando al Omega. Se inclinaba a estar de acuerdo con Hoseok; Jungkook estaba tan ido que apenas podía mantenerse erguido. Era inusual y no recordaba que el Omega hubiera salido de casa la noche anterior.

—Jungkook—, llamó Jin al hombre. —Deja que Namjoon desayune algo.

—Enseguida.

Jin puso los ojos en blanco. —No estoy seguro de que nadie quiera oler a vodka hoy, bebé.

Namjoon negó con la cabeza, señal inequívoca de que se encargaría él mismo. Eso hizo que Jin se detuviera, pero su terapeuta le había dicho que delegara, así que volvió a las tortitas. Verdaderamente, el olor a alcohol no se parecía a nada que Jin hubiera encontrado jamás en un ser humano. Se preguntó si Jungkook había consumido tanto o si se había bañado literalmente en él. Probablemente tendrían que quemar su ropa y luego volver a comprarla. Jin suspiró.

—La comida está lista—, anunció cinco minutos después, cuando puso las últimas tortitas en el plato.

Las llevó a la mesa del comedor. Jungkook seguía pegando toda su cara al cuello de Namjoon, pero Jin continuó ignorándolo. Se sentó en su silla habitual y esperó. Vio cómo Jimin preparaba un segundo plato de comida -seguramente para Jungkook- y decidió ver cómo se desarrollaba la situación. Ciertamente no había forma de que Namjoon tolerara el olor por mucho más tiempo, especialmente porque Jungkook estaba... lamiendo...

—¿Puedes comer un poco de esto, Jungkook?— Namjoon se apartó y puso un tenedor lleno de panqueque en la mano del Omega.

Jungkook le dedicó una sonrisa bobalicona. —¿Me dirás que soy un buen chico si lo hago?.

Namjoon se sonrojó. —Umm...

Yoongi escupió su café en la mesa. —¡Por el amor de Dios, Kook-ah!

De momento, estaba siendo una mañana interesante. Jin tenía muchas ganas de perder hasta el último hilo de su paciencia, pero en vez de eso contó hasta diez mentalmente. No sabía por qué Jungkook había llegado a ese nivel de embriaguez. A Jin le molestaba no saberlo. Volvió a contar hasta diez.

—Mira, lo hice hyung—. Declaró Jungkook después de tragarse el trozo de tortita.

Namjoon se aclaró la garganta. —Buen chico, Jungkook.

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