Arrangements

Capítulo 30

Taehyung se despertó y se encontró atrapado bajo el pesado brazo de Jin. Sonrió por primera vez en mucho tiempo. ¿Cuánto tiempo hacía que no se despertaba con Jin a su lado? Demasiado tiempo. El alfa dormía profundamente; su pecho subía y bajaba en ondas suaves y uniformes. Tae pensaba que su Alfa era glorioso. No sólo guapo, ni hermoso. No. Kim Seokjin era una obra maestra de la creación con rasgos perfectos y un corazón cálido. Dios, realmente había extrañado a su Alfa.

—Vuelve a dormir, cachorro.

Taehyung puso los ojos en blanco. —Despierta. Es casi mediodía.

Jin gimió, pero sus ojos se abrieron en estrechas rendijas. Las manos del alfa se extendieron y lo acercaron por la cintura. Taehyung lo olió. Lo peor de la última semana había sido perder el olor de este hombre. Para su Omega interior, era una pérdida muy física. El pensamiento le recordó el dolor en el culo, en el que se esforzaba por no pensar.

—¿Cómo te sientes, cariño?— Jin bostezó.

Era una buena pregunta. ¿Cómo se sentía? Por un lado, estaba triste y bastante avergonzado. Por otro, su interior estaba más contento de lo que había estado en meses. No sabía cómo procesar eso.

—Es agradable despertarse contigo— admitió. —Hace años que no lo hacemos.

Jin se sentó en la cama. Sus ojos estaban más alerta ahora mientras estudiaban el rostro de Taehyung. El Omega no pudo resistirse a inclinarse hacia delante para apretar un beso contra la mandíbula del Alfa. Jin acarició las puntas del pelo de Tae donde se encontraba su cuello.

—Tienes razón— suspiró Jin. —No lo hemos hecho, hay muchas cosas que no hemos hecho últimamente.

—Has estado ocupado.

—Mmm.

—Lo siento, hyung— Taehyung se movió para apoyar su cabeza en el hombro de Jin.

Jin bajó la cabeza para perfumar el Omega.

—Lo sé, bebé, te perdono. Sin embargo, me gustaría entenderlo. Tienes que ayudarme con eso porque estoy perdido aquí, Taehyung.

—Lo sé...— la garganta de Taehyung se sintió repentinamente seca. —Realmente no sé por dónde empezar. Jungkook también me preguntó.

—¿Y qué le dijiste?— instó Jin, aunque su tono se mantuvo ligero.

Tae se encogió de hombros y se recostó en la cama. —No me gusta ser un Omega.

Jin giró la cabeza para mirarlo. —¿No te gusta?

—Últimamente, no— frunció el ceño. —No desde hace tiempo. Siento que cada vez que salgo la gente me mira como si fuera menos que una persona.

—Nunca eres menos que nada, Taehyung.

Él resopló. —Sé que piensas eso, hyung, pero otras personas no piensan como tú todo el tiempo. Tú mismo lo dijiste ayer: ese lugar al que fui era peligroso para los Omegas, no para los Alfas y Betas. Es como si tuviera una diana en la espalda.

—No lo entiendo, bebé.

—Lo sé y lo siento— suspiró Taehyung.

—Lo siento mucho, hyung. Desearía poder explicar esto mejor. Desearía que tuviera más sentido. Estaba leyendo un día sobre cómo algunas personas pueden pasar por un Beta porque los olores de los Betas son más débiles. Entonces me pregunté cómo lo hacía la gente. Tal vez si yo pudiera hacerlo también, podría hacer las cosas de manera diferente. La gente no me miraría y sabría que soy un Omega.

La cara de Jin no mostraba ningún indicio de emoción. —De acuerdo.

—Así que seguí leyendo— Taehyung tragó. —Y vi que los supresores pueden cambiar tu olor, hacen que tus feromonas sean más débiles. Sólo quería ser algo más que un Omega. Quiero hacer cosas increíbles como todos los demás.