Capítulo 72

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Con una mano en su café y la otra en el muslo de Yoongi, Jin estaba pasando un día relajado. Namjoon se había llevado a Hoseok, así que había aprovechado para acurrucarse en el sofá. Ahora que los dos estaban apareados, Jin echaba de menos el tiempo con Yoongi; antes solían pasar mucho más tiempo juntos. No es que se quejara. Ambos tenían compañeros increíbles con personalidades especiales. Siempre había suficiente amor en la casa de los Kim.

—Podríamos haber salido—, murmuró Jin mientras se acurrucaba junto a Yoongi.

El alfa resopló. —Los dos sabemos que ese no es nuestro estilo.

—Cierto—, admitió Jin. —Llegaríamos a algún sitio y querríamos volver a casa.

Yoongi giró la cabeza y le besó. Sus besos eran siempre suaves para Jin, con pequeños y necesitados movimientos de la lengua. Poco después se separaron. Ninguno de los dos estaba especialmente interesado en el sexo en aquel preciso momento -Jin se negaba a ceder a sus hormonas-, así que no tenía sentido excitarse mutuamente. Jin sabía que no le costaría mucho convencer a Yoongi de que se echara una siesta con él. Estaba a punto de pedírselo cuando la puerta principal se cerró de golpe y Hoseok cayó literalmente en sus regazos.

—Hyung—, Namjoon miraba a Yoongi. —Me ha mordido, joder.

Jin se quedó mirando a Hoseok, que tenía las mejillas muy sonrosadas. Con sólo mirar al más joven se daba cuenta de que su lobo estaba en primera línea: tenía los ojos un poco vidriosos y su olor era más fuerte de lo habitual. Lentamente, puso una mano en el cuello de Hoseok.

—¿Cómo que te ha mordido?—. Yoongi se rió, sin tomárselo en serio.

Namjoon sacó la mano. Había marcas de dientes en una línea curva, sangre seca donde se había roto la piel. Jin gruñó. Besó la mano de su compañero mientras agarraba con más fuerza a Hoseok. ¿Qué demonios había pasado para que le mordieran? No eran salvajes. Podía oler el aroma de Yoongi volviéndose amargo a su lado, pero Jin seguía concentrado en el Beta.

—Jung Hoseok—, se mofó el Alfa de Jin. —¿Has mordido a mi compañero?

gimoteó el Beta, que no encontraba la mirada de Jin.

Jin llevó a Hoseok a un rincón de la habitación y lo empujó sobre sus rodillas. Estaba enfadado, no le gustaba ver a Namjoon herido. Sin embargo, intentó calmarse. Hoseok estaba pasando por algo, y no sería útil perder la compostura ahora. Empujó la nariz del hombre más joven contra la pared.

—No te muevas. No te muevas—. Ordenó, y luego regresó al sofá.

Yoongi miraba fijamente la espalda de Hoseok. —¿De verdad te mordió?

—Un minuto estaba bien—, suspiró Namjoon. —Y luego ya no. Estábamos en el parque, flirteando, y me pasé un poco. Pero le dije que lo dejáramos para otro momento porque estábamos en público, ¿sabes? Y entonces él dijo que no podía - ¡nunca me dijiste que tenías una regla para eso, por cierto! - pero luego se ofreció... a ayudarme. Dije que no, y él... tuvo una rabieta.

Los ojos de Yoongi se oscurecieron. —¿Es eso cierto, Beta?

Hoseok gimoteó.

—¿Por eso te mordió?—. Jin sintió que sus cejas se alzaban.

Namjoon se encogió de hombros. —Le toqué el cuello y me mordió.

De todas las razones que Jin había barajado en su cabeza para que Hoseok mordiera a alguien, no había pensado que fuera ésa. No había forma de que tuvieran un lobo que mordía a la gente porque oía la palabra no. Eso era inaceptable. Tenían reglas sobre lastimar a los miembros de la manada, y a Jin no le gustaba que una regla tan importante se hubiera roto por una cuestión tan menor; el lobo de Hoseok iba a ser un desafío considerable.

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