Hay miradas que matan, pero las que se dedican ellos, desnudan.
Y ante los ojos del secreto, es obvio que en lo profundo de ellos mismos esconden un enorme deseo por tocar al otro.
𝑨𝒖! 𝑻𝒐𝒓𝒕𝒊𝒍𝒍𝒂𝒍𝒂𝒏𝒅 ➋
⌦ ੈ❆ ⇈𝙎𝙥𝙧𝙚𝙚𝙣 ! 𝑻𝒐𝒑
⌦ ੈ❆ ⇊...
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— 10 monedas de oro o no hay trato. — Insistió Auron.
El propietario de la casa de empeños se mordió ambos labios pensativo.
— 10 monedas de plata. — Ofreció en un suspiro. — Es mi última oferta.
— ¿¡10 de plata!? PERO, ¿QUÉ DICES, TANIZEN? SI ES EL BALÓN QUE SE USÓ EN BRASIL DURANTE EL MUNDIAL DEL 2014.
— No sé. No vi ese mundial.
— PERO- SI SERÁS HIJO DE PUTA, ¡ESTAFADOR!
El montón de gritos se hicieron oír por todo el recinto poniendo de nervios a el resto de personas que se encontraban dentro esperando su turno de ser atendidas.
El híbrido de oso estaba al final de una de las filas que se encontraba en la habitación opuesta a la entrada del lugar, cruzado de brazos, harto del ruido.
La puerta principal del local se abrió revelando una cabellera castaña que Spreen reconocía con asombrosa facilidad.
El hechicero del pueblo hizo su majestuosa entrada con una preciosa sonrisa que logró provocar un jadeo vergonzoso en el oso.
Todo a su alrededor dejó de funcionar cuando su mirada se cruzó con la castaña de Juan.
El silencio se hizo.
Su intensidad, la de ambos; los obligó a tensarse, a paralizarse, cediendo a la necesidad de mirarse.
No habían palabras, ni gestos, sólo dos miradas que se tomaban, se anhelaban, se deseaban.
A la lejanía, aún cuando la distancia marcaba mortífera su alejamiento, podía sentir que tocaba el cielo, su hechicero; con cada parpadeo coqueto que el mayor le ofrecía.
Y no había peor tortura que la obligación de contener su locura.
Juan lo estaba matando.
Lo estaba matando lentamente.
Y Spreen cada día nuevo que pasaba, se sentía incapaz de contenerse.
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