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Juaniquilador: Oye, ya voy llegando pa ayá, es q el oendejo d draco me distrako

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Juaniquilador: Oye, ya voy llegando pa ayá, es q el oendejo d draco me distrako.
SpreenDMC: No puedo creerlo, boludo.
Juaniquilador: k?
SpreenDMC: ¿Cómo es que apenas me desbloqueas después de llevar saliendo juntos por casi 6 semanas?
Juaniquilador: queti
SpreenDMC: ¿Estás ebrio? ¿O por qué escribís como pelotudo?
Juaniquilador: stou hutendo de mi bro, porq le robé su varita.
SpreenDMC: ???
Juaniquilador: Ya voy llegando, creo que ya lo perdí.
Juaniquilador: AYNOMAMESMEENCONTRÓ
Juaniquilador: IYFSEYÑESRÑ

Spreen frunció el ceño al leer los mensajes del hechicero, ¿Desde cuándo se llevaba tan bien con Drako como para llamarlo “hermano”? Y lo más importante, ¿Por qué apenas lo había desbloqueado?

Cosas que no iba a entender nunca de Juan.

Suspiró, mirando los boletos que tenía entre manos, la película había empezado desde hace siete minutos atrás y el mago aún no llegaba.

Acomodó mejor entre sus manos la bandeja con las palomitas y las sodas que había comprado previamente, mirando a todos lados en espera de Juan.

El susodicho apareció poco después un poco exaltado, escondiendo algo entre sus bolsillos.

Tan pronto el hechicero logró visualizar a Spreen, se acercó hasta él con una sonrisa dibujada en su rostro que no tardó nada en contagiarse en el oso.

— ¡HOLA, CUCHURRUMÍ! Perdón por la tardanza. — Saludó Juan depositando un tierno beso sobre la mejilla del menor; Spreen se pintó de un débil carmín al sentir el suave contacto. — Estaba peleándome con Drako.

— Eso hacés mucho últimamente. — Regañó Spreen empezando a caminar hacia las salas del cine, seguido de Juan quien no desaprovechó el momento para comer lo comprado por su casi algo. — ¿Desde cuándo se llevan tan bien?

— Desde que está de nuestro lado. — Respondió simple encogiéndose de hombros. Miró curioso al que trabajaba en el lugar leyendo sus boletos con un escáner, antes de añadir: — No es tan mal pedo como pensé.

Spreen asintió, guiando al distraído Juan en la dirección correcta.

Era curioso lo mucho que ambos se complementaban. Mientras Juan era muy distraído, Spreen era demasiado cauteloso y paranoico. Mientras Juan solía ser el hablador, Spreen tendía a ser el más callado. Mientras Juan era un desastre, Spreen era más ordenado. Mientras Juan era el pacifista, Spreen era el problemático. Mientras Juan llegaba tarde, Spreen siempre estaba 20 minutos antes.

Eran la mitad que complementaba al otro de eso no había duda, y una vez más, Spreen reconocía que Juan sí estaba hecho para él.

Ambos tomaron asiento en la sala, saludando desde la lejanía a Pol que iba de salida, al parecer estaba revisando que todo estuviera bien en su cine.

Por supuesto que Pol sabía sobre Juan y Spreen, así como muchos más.

Realmente no les importaba exponer abiertamente su intento de relación estable, les daba igual; al único que le generaba incomodidad por momentos era a Juan pues no podía evitar pensar en lo que Auron diría o pensaría sobre eso.

Pero cuando Spreen lo besaba con ese repentino cariño y delicadeza, todas sus preocupaciones se desaparecían.

Como justo en ese momento.

El oso no suele ser muy afectivo, por lo menos no cuando siente que alguien lo está observando, pero ahí, sentados en la lejanía, Spreen acomodó su cabeza sobre el hombro de Juan, repartiéndole inocentes besos a través de su cuello y hombros, provocándole un suspiro.

Pronto, sumando dulzura a su miel, el castaño empezó a “hacerle piojito” al menor, casi provocándole un ronroneo. El morocho llevó su mano donde las palomitas tomando unas cuantas para alimentar al mago, quien gustoso se dejó mimar.

Ambos estaban perdidos en su burbuja, absortos en sus caricias y entretenidos con la película, cuando de pronto una explosión retumbó la sala.

— ¡JUAAAAAAAAAAAN! — Gritó con ira el otro hijo del profeta, entrando en escena.

— ¡SU PUTA MADRE! — Exclamó Juan. — ¿A poco era 4D esta madre? — Le preguntó al consternado y ahora antinaturalmente recto oso.

Spreen fingió una sonrisa.

Lo habían bajado de golpe de donde quiera que estuviera volando.

Quería matar a Drako.

— JUAN, MAMAHUEVO DE MIERDA. — Un rayo cayó sobre el hechicero haciéndolo temblar. — DAME MI PUTA VARA O TE-

Un rayo cayó sobre Drako, esta vez de parte de Juan.

— No mames, pollito, creo que se volvió 8D de golpe. — Murmuró Juan poniéndose de pie, cambiando en un solo segundo su ropa de civil a su traje de hechicero, dispuesto a pelear contra su hermano.

Spreen frunció el ceño viendo a su saliente correr contra su futuro cuñado, peleando por algo que no lograba entender.

Además, ¿Cómo qué “pollito”? Menudo apodo de mierda.

¿Pero por qué sonaba tan bonito para Spreen cuando Juan lo decía?

Un bonito rubor se asomó por sus mejillas.

Tal vez no vería la película, pero vería a Juan peleando contra Drako, lo cual era mucho más entretenido.

Aunque no taaaan entretenido cómo verle las...

« No, no, ¡No! » Se regañó Spreen mentalmente, desviando la mirada del cuerpo de Juan. « ¡No sexo! »

A alguien más pequeño que él no le gustó ese pensamiento opresor.

— No te enojés, capo. — Soltó Spreen agotado, mirando entre sus piernas a su mejor amigo. — Un tiempo más y ya pronto la mojas cuando querás, ¿Va?

Y tal cual buen delirante, Spreen estaba hablando al vacío, mirando fijamente en medio de sus piernas.

Los golpes, los truenos y la pronta destrucción del negocio de Pol, fue en lo que esa “cita” se había consumido.

Spreen había quedado en un quinto plano, pero no estaba descontento con eso, la verdad es que disfrutaba mucho de la presencia de Juan, verlo hacer sus tonterías y que él lo mirara como si le dijera “mira, mira lo que hago” buscando su aprobación, lo hacía sentir bien.

Juan lo hace sentir bien.

Quizá por primera vez le haría caso a su cabeza...

La pensante.

Y daría el paso siguiente con Juan.

Estaba seguro de que el mago no se negaría.

Todo saldría bien... hasta ahora.

Pero el desear y el planear no van de la mano con el funcionar.

Deseo Profundo | SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora