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ElJuaniquilador: Se terminó

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ElJuaniquilador: Se terminó.
SpreenDMC: ¿De qué hablas?
ElJuaniquilador: Ya no más de esta mierda. No me busques, ni me hables.
SpreenDMC: Juan.
ElJuaniquilador: Adiós.
SpreenDMC: Juan.
SpreenDMC: Juan, la concha de tu madre, responde.
SpreenDMC: Juan.

El oso releyó su bandeja de mensajes con pesar, el humo del cigarro que yacía entre sus secos labios empañó sus características gafas de sol, Spreen ni siquiera se inmutó al ya no ver nada.

Sus piernas se movían rápidamente de arriba a abajo con ansiedad, ya habían pasado dos semanas desde su última mensajería con el hechicero, no parecía que pronto volvieran a hablar, pues Juan estaba haciéndole la ley del hielo.

Las pocas veces que lo había vuelto a ver esas semanas, el mayor se había limitado a saludarlo de lejos, pero no habían vuelto a hablar del tema.

Decir que no se sentía herido, era una completa mentira, pues Juan lo había sacado tan fácil de su vida, que le hacía sentir que nada valió la pena para él.

En el fondo Spreen realmente se había encariñado de Juan, y no sabía porqué se sentía tan mal.

« “También eres mi mejor amigo” boletero de mierda. » Pensó Spreen, recordando con repudio.

Juan le había mentido al llamarlo mejor amigo.

Y él se arrepentía profundamente haberlo llamado así también.

La mirada de Spreen se clavó sobre el montón de revistas que tendría que entregar ese día, algo fastidioso para él, si se lo preguntaban.

Sus dedos alejaron el cigarrillo de su boca, suspiró soltando el humo, y apagó a su buen amigo, tirándolo en el basurero.

En contra de sus pocas ganas de hacerlo, tomó las revistas, caminando hacia la puerta.

Alguien debía de entregarlas.

Y otro alguien debía recibirlas...

Específicamente Juan.

Específicamente Juan

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Deseo Profundo | SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora