Algunos meses después...
— Al fin llegas. Pensé que ya no vendrías y yo quedaría como payaso.
Juan sonrió tiernamente regalándole un suave beso en los labios a su pareja.
— Pensé que ya eras un payaso, digo, con tus dramas y todo eso. — El más alto frunció el ceño provocando la risa del hechicero. — No te enojes, Mauron, es una broma.
El ex alcalde abultó sus labios en un mohín.
— Llegas tarde y todavía me insultas, menudo chaval. — Se quejó Auron soltando un resignado suspiro. Su mano derecha se entrelazó con la izquierda de Juan, firme y cariñosa, lo suficientemente afectiva para agitar calurosamente el pecho del hechicero.
— Tú empezaste. — Señaló el castaño. Su mirada se clavó pronto en el intenso amarillo que se posaba sobre la mayoría del área de las paredes de aquel local.
Juan tomó aire y lo retuvo unos instantes. Sabía perfectamente dónde estaba y a quién pertenecía ese restaurante.
Pensar en el oso solo le atraía el bochornoso recuerdo de su encuentro meses atrás.
Cuando sus miradas no bastaron y tuvieron que desnudarse de verdad.
Optó por alejar ese recuerdo de su mente.
El anuncio en la revista había funcionado de una manera inesperada, y es que entre broma y broma le había dicho a Auron que era el candidato perfecto para el puesto, pues cumplía con todos los requisitos (según él), y por alguna razón habían terminado teniendo una cita. Después del primer mes, por los próximos cuatro meses empezaron una relación formal, relación que iba aparentemente bien.
Ese día, Auron y él habían quedado en tener una cita en el restaurante de Biyín, pero da la casualidad que justo ella decidió no abrir. El ex alcalde, buscó y buscó un lugar para comer aquella tarde, y el único lugar que encontró abierto fue “El Pollo Feliz”.
Aunque Juan no estaba muy contento con la idea de comer ahí.
— ¿Estás seguro de que quieres comer aquí? — Cuestionó el menor indeciso en entrar o no al lugar. Estaba indispuesto a ver al oso, eso era un hecho, pero Auron no parecía notarlo.
— ¿Tiene algo de malo? ¿Quieres comer en casa?
Juan negó suavemente con su cabeza, simulando una sonrisa.
— No... está bien, solo preguntaba. No pensé que te gustara.
— N'ombre, ¡Qué va! Es un buen lugar con todo y que el dueño sea el oso hijo de puta ese.
— Sí...
El hechicero se encogió de hombros tratando de no darle importancia.
No se sentía listo para encontrarse de nuevo con Spreen; no lo estaba, pero Juan debía de fingir.
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Deseo Profundo | Spruan
FanfictionHay miradas que matan, pero las que se dedican ellos, desnudan. Y ante los ojos del secreto, es obvio que en lo profundo de ellos mismos esconden un enorme deseo por tocar al otro. 𝑨𝒖! 𝑻𝒐𝒓𝒕𝒊𝒍𝒍𝒂𝒍𝒂𝒏𝒅 ➋ ⌦ ੈ❆ ⇈𝙎𝙥𝙧𝙚𝙚𝙣 ! 𝑻𝒐𝒑 ⌦ ੈ❆ ⇊...