Epílogo

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— ¿Y bien?

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— ¿Y bien?

— ¿Uhm?

— ¿Qué tal te ha ido el último mes?

El hombre de cabello albino y azabache miró a la mujer frente a él después de hacer un poco de memoria.

— Bien. — Respondió seguro. — Mi negocio ha estado yendo muy bien. Lo de la constructora está resultando... Y, yo me siento muy feliz, he estado un toque estresado con el proyecto de las casas, pero he hecho los ejercicios de meditación que vos me enseñaste, y he podido sobrellevarlo. Así que sí, eso, he estado re bien.

— La última sesión que tuvimos, fue el quince del mes pasado, ¿cierto? — El hombre asintió. — El mes pasado igualmente te sentías estresado por este proyecto de las casas. Y si nos remontamos hacia tres meses atrás, la situación fue similar, aunque más bien descargaste tu frustración sobre los empleados que tenías a tu cargo, pero igualmente cuenta como estrés laboral. — Señaló la mujer acomodándose sus gafas a la brevedad. — Quiere decir que has estado trabajando bastante.

— Me gusta mucho mi trabajo.

— Sí, eso está muy bien, Spreen, pero incluso nuestro cerebro necesita descansar de vez en cuando. — Ella hizo una pausa buscando una carpeta entre sus cajones, cuando la encontró, continuó. — Estuve pensándolo, y si me lo permites, investigué esto para ti.

La de cabello rojo deslizó la carpeta hacia el hombre quien la abrió con curiosidad.

— ¿Squidcraft? — Cuestionó el híbrido con sorpresa. — ¿Cómo la serie de televisión?

La chica pelirroja asintió.

— Solías asistir a esta clase de eventos, ¿no? Me comentaste que te gustaban mucho estas actividades. ¿Por qué no pruebas a ir? Es como un reality show por lo que tengo entendido. Son seis días, y no te has tomado vacaciones desde hace mucho tiempo, te ayudaría mucho con el estrés laboral que te ha estado aquejando.

El hombre se relamió ambos labios leyendo la información que contenía el folder, la tentativa era buena, tenía un tiempo que no hacía ese tipo de cosas.

Pero aún tenía que ver cómo organizar su tiempo, no podía solo botar el proyecto a la borda.

— Gracias, Emma, lo pensaré. — Agradeció cerrando la carpeta para guardarla en su maletín.

Emma sonrió de lado un poco.

— ¿Hay algo más de lo que me esté perdiendo? — Preguntó ella indagando en los pensamientos de su paciente. — ¿Has podido dormir por las noches?

— Sí... Ya no necesito tomar las pastillas... aunque sí fueron de gran ayuda.

— Sobre lo de la última sesión...

— No he tenido problemas con eso...

— Entonces está bien.

La plática se alargó por no más de treinta minutos más, como era usual, Emma le hizo ver al oso lo realmente importante que era para él descansar, no todo era sobre trabajar, aunque era lo único que hacía últimamente.

Deseo Profundo | SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora