Extra #01

445 41 14
                                    

–¡El piso es lava!

En cuanto Bow gritó aquello, yo me subí a la mesa
mientras que el y los niños se subieron al sofá
entre risas y gritos.

–¡Oh no!, ¡La lava derrite todo!, iCorran! -grité.

Los niños gritaron y empezaron a saltar entre los
cojines que Bow y yo habíamos regado por todo el
suelo específicamente para el juego, seguidos por
nosotros.

Durante uno de esos intentos, Bow pisó mal uno
de los cojines, cayendo al suelo en un golpe no tan
fuerte.

–¡Papá! -gritó la pequeña Frosta, hija de Bow y Glimmer. Iba a dar un paso fuera del cojín,
completamente preocupada, pero Finn la detuvo.

–¡Frosta, espera!, ¡Te vas a derretir también!

–¡Pero papá...!

–Ya no importa, Frosta. Vete. La lava ya me está
quemando -en un gesto de dramatismo, Bow
llevó una mano hacia su cuello y la otra la extendió
hacia su hija. Sálvate tú.

Cerró los ojos y sé movió como si estuviera
convulsionado durante algún tiempo.

Yo ya había saltado hasta llegar con los niños y
cubrí sus ojos con mis manos, sería muy perturbador si vieran eso.

Y entonces. Dejó de moverse como pez fuera del
agua y cerró sus ojos, sacando su lengua.

–¿Ya se murió? -preguntó Finn

–Sí, o eso creo.

Quité las manos de sus rostros y Frosta levantó
ambos brazos hacia el cielo mientras gritaba.

–¡Nooo, papá!, iTe vengaré!

Finn río y la tomó de la mano, saltando ambos hacia otro cojín.

Tomé una sábana blanca y cubrí a Bow con ella,
agachando la cabeza y negando levemente.

–Adiós, vaquero -quité mi sombrero imaginario y
sequé una lágrima -también imaginaria-.

Los niños imitaron mi acción y nos quedamos en
silencio durante algunos segundos.

De inmediato Catra y Glimmer aparecieron por
las escaleras.

–¿Qué hacen?

–¿Y por qué tanto ruido?

–¡No, Mamá! -ambos niños gritaron al mismo
tiempo, asustando a Catra y Glimmer, quienes se
detuvieron a un pie de bajar las escaleras.

–¡Si pisan el suelo se derriten!

–¿Qué? -ambas se observaron durante unos
segundos, y entonces Catra le preguntó.

–¿No dijiste que habían acabado con los insectos
la semana pasada?

–Sí, Bow llamó al exterminador.

–Padres tontitas -rió Frosta-. No se va a quemar
por insectos.

–¿Entonces...?

–¡El piso es lava! -volvieron a gritar, saltando
hacia otros cojines.

Catra y Glimmer me miraron, y sólo atiné a
levantarme de hombros.

–El piso es lava -dije, saltando hacia el sofá.

–Bien, perfecto. Supongo que eso explica por qué
están mis cojines y muebles regados por toda la
sala -gruñó Glimmer, observando por toda la
estancia-. ¿Y dónde está Bow?

–Muerta -respondió Frosta.

Glimmah se atragantó con su propia saliva, Catra
jadeó en asombro y yo reí ante sus reacciones.

Eyes | Catradora Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora