#01

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Suspiré al escuchar el sonido del despertador. Con mi mano derecha, empecé a buscarlo, toqueteando toda la mesa y tirando algunos libros, y lo que supuse que era una botella de agua —para mi suerte, plástica—. Hasta que di con él y lo apagué, acabando por fin con ese inquietante sonido.

Abrí mis ojos con pereza y me levanté, dispuesta a comenzar un nuevo día.

Caminé lejos de la cama y tomé un bastón de hierro
que reposaba cerca de ella, tocando el piso con él
para prevenir caerme.

Cuando finalmente encontré mi objetivo, sonreí y abrí la puerta lo suficiente como para avisarle a mi madre que ya había despertado. Ella me dijo que subiría de inmediato, y cerré la puerta, satisfecha al poder finalmente hacerlo sola.

Dando la vuelta y tocando la pared con mis manos,
me guíe hasta el espejo que sabía que tenía mi
habitación y me puse de pie frente a él una vez
logré estabilizarme.

Moví mi cabeza hacia el frente pero no fui capaz de
ver absolutamente nada.

Y mientras lo hacía escuché el sonido de la puerta,
por lo que supe que mi madre había ingresado en la
habitación.

–Cariño...

–Mamá, hoy tengo ganas de salir al parque, ¿estaría bien si voy?

A pesar de no ver nada, mis otros sentidos estaban totalmente despiertos; por lo tanto, supe cuando mi madre se acercó a mí, y no me sorprendí al sentir sus manos en mis hombros.

–Estaría bien -murmuró-, si yo no tuviera que trabajar.

–Mamá, ya hemos hablado de eso con el doctor -le recordé, frunciendo el ceño-. Puedo hacerlo sola. Iré con Swift Wind y Kowl.

Swift Wind y Kowl eran mis dos mascotas guías, las cuales mamá había conseguido hace dos años. Estaban entrenadas, por lo que podían llevarme con perfecto cuidado a cualquier parte de la ciudad que se les enseñara, como el parque, por ejemplo. No era la primera vez que salía con ellos, así que sabía qué hacer.

Sentí que mamá suspiró y me abrazó, plantando un
beso en mi sien.

–Está bien, pero vuelve a casa temprano, ¿de acuerdo? He puesto una alarma en tu reloj que sonará a las cinco en punto para que llegues a casa antes de que anochezca.

–De acuerdo.

–Bien, ahora vamos a darte ese baño y luego a desayunar.

Asentí y mamá me guió hacia la ducha.

Sentí el viento fresco azotar mi rostro y de inmediato supe que estábamos cerca del lugar donde siempre me llevaban mis perros. Iba a paso lento, intentando relajarme al escuchar los sonidos que la naturaleza producía, como el sonido de las hojas moviéndose al compás del viento, o el sonido de algunos patos graznando.

Sonreí satisfecha cuando mi bastón tocó un objeto largo y deforme. Estuve a punto de agacharme para soltar a Swifty y Kowl para que fueran a jugar, pero algo ligeramente blando me golpeó con fuerza en la espalda. No pude evitar caer al suelo, gruñendo y tocando parte de mi rodilla lastimada.

¿Es sangre?

Pensé al tocar algo húmedo con mis dedos.

Acto seguido, escuche algunas risas, por lo que
inmediatamente supe qué seguía.

–Aquí viene otra vez -susurré, escuchando como
las voces se acercaban a mí y cerré mis ojos con
fuerza.

Iba ocurrir nuevamente.

Eyes | Catradora Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora