Extra #08

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Ibiza, España.

–¡Amor! -el sonido de la ronca voz de Catra resonó por todo el jardín. Algunas personas voltearon al escuchar el ruido.

Ella corrió rápidamente hacia mí y se colgó
de mi cuello haciéndome reír, casi tirando las
crepes que tanto me habían costado conseguir en el proceso.

–¿Qué pasa, cariño? -le pregunté, separándome
un poco para entregarle su churro con chocolate.

Ella la recibió gustosa con su mano derecha
mientras mantenía el agarre de su mano izquierda
en mi cuello.

–Te extrañé. ¿Por qué tardaste tanto? -murmuró,
mordiendo un pedazo del delicioso dulce.

–Lo siento, la fila era extremadamente larga.

Y no mentía cuando lo decía, había tardado
atrapada en ella 36 minutos exactamente.

–Está bien, no importa. ¿Nos tomamos una
foto? -cambió de tema rápidamente, demostrando
aquel entusiasmo propio en ella.

–Amor, tienes toda la cara cubierta de chocolate.

–No importa, puedo limpiarme -con una sonrisa,
sacó su lengua y empezó a lamer el chocolate de sus labios.

Antes de que pudiera decirle que aún tenía chocolate en el rostro, ella se acercó animadamente a una pareja de chicas que iba caminando tranquilamente y les habló.

–¡Hola! ¿Pueden tomarnos una foto, por favor? -Por la emoción, habló muy rápido y por ende, las chicas no entendieron nada.

Las dos chicas se miraron mutuamente
confundidas y me aventuré a salvar a mi chica.

–¡Hola! Queríamos saber si nos podían tomar
unas cuantas fotos aquí, por favor -interrumpí
las mímicas de Catra, hablándoles despacio.

Una de las chicas, castaña y de ojos achocolatados, inclinó su cabeza y negó lentamente con expresión confusa, demostrando así que no tenía idea de lo que decía. No obstante, la chica a su lado, también castaña y con ojos café claro, asintió con una sonrisa y estiró la mano para que le pasara la cámara que tenía atada alrededor del cuello.

Por supuesto -accedió inmediatamente.

Le sonreí de vuelta antes de caminar hacia Catra,
quien ya había acabado con más de la mitad de su
crepe y su cara aún embarrada de chocolate.

–Ellas nos tomarán algunas fotos, gatita. ¿Lista?

–¿Contigo? Siempre.

Sonreímos mutuamente y escuchamos el sonido de la cámara al momento de fotografiar. Ambas
volteamos hacia la chica de ojos café, quien nos
dirigía una sonrisa apenada.

Lo siento -se disculpó en inglés-. Pero sentí que
era la fotografía perfecta.

–Descuida.

Catra me observó nuevamente y no pude evitar
soltar una carcaiada.

Catra era como una niña aún.

Su nariz, mejillas y parte de su barbilla estaban
untadas de chocolate, y mientras masticaba me
dirigía una mirada tan inocente... Era sumamente
adorable.

–¿Qué? ¿Qué pasa?

–Otra vez de manchaste de chocolate.

–No es mi culpa. Es culpa de esta tonta y deliciosa
crepe -farfulló con una mueca, moviendo el postre
de un lado a otro.

–Déjame ayudarte.

La castaña iba a sacar un pañuelo de su bolso, sin
embargo, fui más rápida y con un movimiento de
cabeza ya había pasado mi lengua por su mejilla,
limpiando así parte del chocolate ahí.

Eyes | Catradora Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora