Martes, 14 de marzo, 19:45 horas.
Jimin observó la capota reparada del Camaro de Jeon y rezó por que la cinta resistiera, ya que volvía a llover. Sin embargo, no osó pronunciar palabra por si él volvía a tacharlo de esnob. «Alguien le ha hecho daño», pensó. Esa persona debía de haber convertido el dinero en un problema y le habría hecho sentir que no estaba a la altura. Se mordió el labio inferior. Si alguien consideraba que no estaba a la altura, era obvio que no lo había besado. Incluso ejerciendo un férreo autocontrol lo había dejado impresionado. Sin duda había actuado con acierto. No le convenía enredarse con él ni con nadie, por lo menos ese día. Pero le había hecho bien saber que resultaba atractivo, y no habría sabido cuánto lo deseaba Jungkook si no lo hubiera estrechado entre sus brazos.
Se preguntó quién sería la persona que le había hecho daño y que atribuía más valor al dinero que a su persona. Pero no le parecía apropiado preguntárselo, por lo menos de momento. No obstante, el silencio estaba empezando a pesarle.
—Me cae bien tu madre.
Jungkook lo miró un momento y luego volvió la vista hacia la húmeda y oscura carretera.
—Le cae bien a todo el mundo. —Sus labios se curvaron en una sonrisa—. Gracias de todos modos. Se ha puesto más contenta que una chiquilla el día de navidad al ver que te gustaba todo lo que había comprado.
Jimin palpó el suave jersey que llevaba puesto.
—Yo habría elegido las mismas cosas. Gracias por pedirle que me comprara jerséis de cuello alto.
—De nada.
Jimin exhaló un suspiro.
—Y gracias por controlar la situación. No suelo arrojarme en los brazos de un hombre de ese modo.
Jungkook no respondió, pero gracias a la tenue luz de los faros de los coches con los que se cruzaban Jimin vio que su mandíbula se tensaba. Luego suspiró.
—Jimin, si tratas de disculparte, no lo hagas. Y no creas que porque esta noche me haya controlado la próxima vez también lo haré.
A Jimin se le pusieron los pelos de punta.
—¿La próxima vez?
La mirada de él fue rápida pero directa.
—Habrá una próxima vez, Jimin.
Jimin se acomodó en el asiento con una sonrisa de satisfacción.
—Muy bien.
La breve risa de Jungkook fue todo cuanto se oyó hasta que estacionó el coche en la plaza de aparcamiento que el disponía en el edificio donde tenía la consulta. Jimin se bajó y miró extrañado.
—Está el coche de Dong Hae. Qué raro, nunca se queda a trabajar hasta tan tarde. —De pronto, el estómago le dio un vuelco—. Oh, no. —Corrió hacia la escalera, con Jeon siguiéndolo de cerca, y se encontró con que Hoseok los estaba esperando en ella, delante de la consulta.
Jeon tomó las llaves que Jimin sostenía en sus manos temblorosas, abrió la puerta y encendió la luz. Inmediatamente su figura bloqueó el paso.
—No entres.
Jimin estiró el cuello para mirar y se quedó sin respiración.
—Dios mío. —El despacho de Mina era un completo caos. Su ordenador estaba hecho pedazos. Revistas y libros hechos trizas tapizaban el suelo. Alguien había arrancado la puerta de madera de la cámara acorazada. No obstante, la cámara en sí estaba cerrada.
Jeon y Hoseok entraron despacio, empuñando sus armas.
—¡Policía! —La voz de Jeon repercutió contra las paredes; luego se hizo el silencio.
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No puedes huir de mi
FanfictionAlguien odia a Park Jimin. Una persona está atormentando a sus pacientes, llevándoles a suicidarse y haciéndolo parecer culpable. El detective Jeon Jungkook deberá detener los crímenes antes de que Jimin salga herido. **************** • KookMin • Ju...