☻ 𝟙𝟘 ☻

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Al terminar la fiesta no hubo ni una sola persona (solo una excepción, Bebe) que no me haya dicho "¡Adiós, Leopold!".

Cartman se quedó y no me despidió, pero eso fue después de que acabamos de desarmar todo. El gordito estaba triste, se le notaba en su cara.

— ¿No te vas a ir, Cartman? — preguntó Kenny. Cartman negó.

— Prefiero esperar a que ustedes terminen. — respondió él — mamá me pasará a buscar.

— Oh, entiendo. — dijo Kenny. Entonces, se acercó a mí y me dio un beso rápido — ¿Y tú, mi mantequita? ¿Te vas a volver solo?

— Tengo que volver antes de las doce o mis padres me castigarán. — Kenny rió y después cogió mi rostro para continuar besándome. Eric rodó los ojos y giró — ¿Pasa algo, Cartman?

— ¿Por qué tan amorosos? Me dan diabetes, carajo. — masculló. Volví a mirar a Kenny y me acerqué a Cartman, poniendo su mano en el hombro.

— ¿Quieres que te alcancemos a casa? Nosotros ya hemos acabado.

— ¡Que me iba a pasar a buscar mi madre, carajo! — miré sus ojos detenidamente. Estaban llorosos, pero él quería mostrarse fuerte y algo agresivo — ¿Saben qué? Me voy. Nos vemos mañana.

— ¡Eric! — exclamé. No pude detenerlo, Eric se fue antes de que pudiera decir algo. Solté el aire restante de mis pulmones y Kenny se acercó por detrás para llenarme de besos el cuello — ay, Ken. Basta.

— Lo siento, mi amor. — se disculpó Kenny — es que no puedo evitarlo.

Intenté reírme pero recordé un gran inconveniente; mis padres.

Había estado ausente en casa durante mucho tiempo y posiblemente estén preocupados por mí. Me recordó a esa vez que Cartman me encerró para que él pudiera ir a Casa bonita en mi lugar. Mis padres me buscaron hasta que me encontraron encerrado en ese lugar.

Parpadeé varias veces intentando salir de mi pensamiento pero solo generé preocupación en Kenny.

— Amor, ¿Estás bien? — me preguntó. Asentí.

— Puede que algo cansado, es todo. — comenté — me iré caminando. Nos vemos mañana, Ken.

Y salí por la puerta. No fue ni media cuadra y escuché una camioneta acercarse. Recuerdo sentir el temor en mis venas y la sensación de que mi vida acabaría en ese momento. Entre la luz no pude distinguir que se trataba exactamente del coche de los McCormick.

— Súbete, princesa Stotch. — me dijo Kenny. No pude evitar reír por esta incómoda situación y subirme por el otro lado al asiento del acompañante. Fueron unos segundos en silencio donde no dije nada, y Kenny no arrancó. Cuando me percaté de esto, lo miré con una sonrisa — me he acordado que necesito mi paga.

— ¿Cuál es tu paga, princesa Kenny? — pregunté. Kenny soltó la sonrisa más extensa y dulce que he visto jamás.

— Tus besos. — respondió. A pesar de que estar con Kenny significaba estar siempre repleto de ellos. Hasta que la mandíbula me dolía de tanto besarlo. Le di un pico, no más. No iba a arriesgarme en plena noche.

— ¿Qué pasa si nos descubren? — pregunté. Ser una pareja homosexual en un pueblo como South Park es complicado, y más a la noche.

— Moriría millones de veces por verte bien, Leopold. — carcajeé, aunque él parecía decirlo muy en serio — bueno. Veo que el sueño ya te está afectando.

— ¡Oh, Kenny! ¡Vamos! Era una broma, no te enojes.

— No estoy enojado, cielo. Te amo. — aclaró.

Cuando todo esto acabe ▸South Park Fanfic◂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora