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Salieron todos los presentes en la escuela. Alumnos, profesores, hasta el director PC. Todos rodeaban el autobús escolar y aquel chaleco naranja que pude distinguir antes de volver a sentirme mal. No, ese no es Kenny. Me niego a creer que es Kenny.

Bebe me dio un fuerte empujón y corrió junto con las porristas hacia el cuerpo recién atropellado. Mi rostro cambió a uno de pánico absoluto cuando vi a Jimmy Valmer correrse un poco de lugar. Ahí estaba parte del rubio cabello de Kenny. Era definitivamente él.

No pude decir nada más, solo mirar. Al final recordé que Craig Tucker y Kenny McCormick a veces hablaban. Se podría decir que Craig le caía mejor Kenny que yo. Siempre fue así.

— ¡Oh, dios mío! ¡Mató a Kenny! — exclamó Stan, haciendo presencia en el lugar. Luego corrió hacia la multitud. De la nada, empecé a marearme y a ver borroso.

— ¡Hijo de puta! — insultó Kyle. Luego, él me miró — Butters, estás muy pálido.

— Kenny... — susurré — oh, dios mío. Kenny está muerto.

— ¡Stan! — exclamó Kyle. De ahí no recuerdo más.

Kenny estaba muerto.

Kenny se había ido.

Y nunca pude decirle cuanto lo...

— ¡Está despertando! — escuché. Era la voz de Stan. Cuando pude recomponerme, los miré a todos confuso.

Estaba tirado en el piso como aquella vez en la casaclub. Solo que ahora, Stan y Kyle estaban conmigo. Kyle sostenía mi cabeza y Stan mis piernas, por lo tanto no podía saber que me había pasado.

— Butters, ¿Me puedes ver? ¿Recuerdas cual era tu nombre? — me preguntó Kyle.

— ¿S-sí? — respondí.

— ¡Kyle! A Leopold no le gusta que le digan Butters. — corrigió Stan. Me pareció tierno pero tuve que intervenir.

— Está bien, Stan. — respondí — de parte de ustedes no me molesta que me llamen así. — ahora que Kenny estaba muerto, se podría decir que Butters es lo último que tengo de él. Quería llorar en ese preciso momento, pero no me salieron lágrimas. Únicamente un sentimiento de que no había pasado nada a pesar de que había perdido al amor de mi vida por mi culpa. Me sentía fatal — ¿Qué van a hacer con Kenny?

— ¿Kenny? — preguntó Stan — nada, ¿Por qué le haríamos algo a Kenny?

— É-él murió. ¡Lo atropellaron! — Kyle y Stan se miraron, como si yo estuviese loco.

— Butters, ¿Seguro que no soñaste algo mientras estabas desmayado? — negué — ¿El golpe en la casaclub tampoco te hizo alucinar?

— Hay que llevarlo al doctor. — recomendó Stan. ¿Otra vez al doctor? Negué frenéticamente — Butters, llevas días así de mal. Algo debes de tener.

— ¡Que estoy bien! — les grité — perdón. Solo que... debo estar muy estresado por las épocas de exámenes. — para que mentir, soy muy estúpido y no soy buen estudiante aunque haga el esfuerzo — adiós.

Cuando me paré, volví a sentir un mareo muy fuerte y Kyle me sostuvo. Él miró a Stan.

— ¿Le decimos al señor Mackey que llame a sus padres? — en realidad, sentía a ellos como los míos en ese momento. Stan asintió y me cogió por mi brazo libre, ayudándome a caminar hacia la oficina del señor Mackey aunque en realidad podía hacerlo solo.

Kyle fue el primero en abrir. El señor Mackey levantó la mirada y me pareció raro ver a todos en total calma después de que Kenny haya muerto.

— Señor Mackey. ¿Podría llamar a Stephen y Linda Stotch, por favor? — preguntó Kyle. El señor Mackey estuvo en silencio absoluto hasta que él comentó lo que había pasado — Butters se desmayó.

— ¡¿Qué, qué, qué?! — solté una risita tras recordar que de esa forma reaccionaba la madre de Kyle ante cualquier cosa que no le pareciera. Entonces, sin despedirse, Kyle y Stan me entraron de un empujón y me vi en la obligación de caminar hacia la silla — Butters, ¿Te sientes bien?

— Sí, ¿Por qué? — Mackey anotó esto — únicamente estoy muy confundido. — volvió a anotar — ¿No habían pisado a Kenny?

— ¿Hablas de Kenneth McCormick? Él está bien, ¿M'Kay? Creo que tu desmayo te trajo malas consecuencias.

— ¡Que estoy bien! — le grité. El señor Mackey continuó.

— M'kay. Butters...

— Leopold. — le corregí.

— Leopold. Llamaré a tus padres y sugeriré que te internen.

— ¡Oh, vamos! ¡Siquiera estoy tan loco! — me defendí.

— En un hospital, Leopold.

— Ah. — solté. Noté que el señor Mackey no quitó la mirada de mi manga un poco levantada. Se podía ver un moretón resaltando en mi extrema palidez.

— M'kay, Leopold. ¿Qué es eso que tienes ahí? — me observé.

— Un moretón, soy muy torpe. Me lo hice con una caída. — aún así los ojos de Mackey parecían estar sospechando otra cosa. Yo, siendo tan hipocondríaco, no pude evitar sentirme nervioso.

— El día en que Wendy Testaburger se convulsionó en los baños, llegó ya recuperada pero con unos moretones que eran incluso más ligeros que este. — no pude evitar sentirme mal por ella, y a la vez preocupado — Leopold, Wendy tiene Leucemia.

¿Leucemia?

— ¿Qué?

— Pensé que te había contado.

— ¡¿Qué?! ¡No, claro que no! ¡Hoy la vi aquí! ¡Wendy está bien, ella no me dijo nada!

— Butters, creo que deberías de calmarte.

— ¡Además de eso, ¿Siquiera me respetas?! ¡Señor Mackey, es imposible que Wendy tenga Leucemia! ¡Ella todavía tiene cabello!

— Escúchame, Butters. La quimioterapia es la que provoca que el cabello se caiga. Wendy apenas y la está iniciando. No te angusties tanto. ¿M'kay?

— ¡Mierda, mierda, mierda, mierda! ¡Wendy no está enferma! ¡No lo está! ¡Wendy no...! — el señor Mackey se levantó, me cogió de los hombros y me sentó. No pude evitar romper a llorar, por Wendy y porque nos mintió diciendo que se sentía bien. Wendy Testaburger está enferma de Leucemia, cáncer de sangre, y nadie del instituto lo sabe más que yo y el profesor Mackey. ¿Por qué nos miente de esa manera? ¿Acaso Bebe también sabe de esto? ¿Por qué actúa como si nada? ¿Por qué?

Al final acabó llegando solo mi madre. Mi padre continuaba en el trabajo y ella me llevó al hospital.

Únicamente me ingresó. Me asignaron una habitación compartida y no podía ver la cama continua por una cortina que tapaba el otro lado.

Al lado mío estaba sentada mi madre, en esas sillas que suelen estar al lado de las camillas de hospital. Y me miraba triste, como si entendiera mi ansiedad por Kenny.

— ¿Qué le pasó a mi bebito feliz? — preguntó. Giré a verla — oh, Butters. Perdón por... no ser lo suficientemente fuerte por ti. Pero es que no puedo con tu salud.

— Mamá, estoy bien de salud. — dije — únicamente estoy ingresado por una exageración del señor Mackey quién cree que tengo Leucemia. Pero estoy bien. Te juro que estoy bien.

Mi madre me interrumpió con un suave beso en mi frente y se paró para retirarse en ese momento. La seguí con la mirada. Y quise morir. Desaparecer. Porque Kenny ya no estaba a mi lado y porque sentía que todo el mundo caía encima mío.

— ¿Leopold? — escuché por parte de una voz dulce.

— ¿Wendy?

Mi compañera de habitación era, en definitiva, Wendy Testaburger. Parpadeé varias veces intentando creer que ella no estaba acá y que el señor Mackey en efecto se había equivocado, pero no. Wendy estaba ingresada en el hospital, igual de pálida como me la describió Kenny aquella vez en el parque.

Cuando todo esto acabe ▸South Park Fanfic◂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora