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— ¿Cómo es eso de que Wendy tuvo una convulsión? Ella no padece epilepsia. — le comenté a Kenny. Me sería difícil olvidar los gritos de desesperación de Red o los ojos llorosos de Bebe como a sí mismo, la cara de preocupación de Nichole y la dificultad para hablar.

— A veces estas cosas pasan de repente. — respondió Kenny —a mí me dio uno a los ocho años.

Quise recordarlo pero no pude. Como también me pasa con la mayoría de malos recuerdos de Kenny.

— Leo. — llamó. Giré a verlo — tienes un corazón muy lindo y a pesar de que Wendy ha sido algo hipócrita contigo te preocupaste por ella. Dice mucho de ti.

Sonreí de lado, considerando tierno su comentario.

— No lo creo. Supongo que con el tiempo he aprendido a que hay que ser bueno con lo demás para que ellos sean buenos contigo. Todavía no me ha funcionado, pero creo que un día lo hará. — Kenny sonrió con ternura y se acercó un poco a mí. Estábamos los dos sentados en una banca en el parque, cerca del hospital.

— ¿Todavía crees que las personas pueden llegar a ser buenas, But? — asentí.

— Los humanos no son malos. Es la sociedad quién los hace así.

— Entonces, bajo tu lógica, esa primera persona que fue "mala", no nació mala. Algo la hizo mala. ¿No es así? — asentí de nuevo — entiendo. A veces creo que tienes una cabecita muy loca.

No pude evitar reírme de su halago. Luego lo miré a los ojos.

— Gracias, Ken.

— ¿Por qué?

— Fuiste tan bueno conmigo cuando los demás solo me trataban mal. — suspiré — y no sé como compensartelo. Otros se hubieran burlado. Tú me... ayudaste.

— Butters. — corrigió — Leo. Creo yo que burlarse de otros no es adecuado. De niño era un grosero, irrespetuoso, mal educado, y...

— ¿Pobre? — bromeé. Kenny soltó una risita algo fingida.

— Sí, pobre.

— Yo creo que eras lindo. — le halagué. A veces me sorprendía lo coqueto que podía llegar a ser.

Sin avisar Kenny tomó mis mejillas y me dio un beso rápido. Recuerdo tener las orejas sonrosadas al punto de que mi color de cabello se veía chistoso a comparación de la tonalidad de toda mi cara.

— Lo siento. Tenía que calmar el ambiente. — levanté la mirada y lo miré después del pico. Él también se sentía como yo. Me atreví a tomar sus manos con suavidad y las puse sobre mis mejillas de nuevo. Era una manera indirecta de pedirle otro beso. Que me bese hasta dejarme sin aire.

Y así lo hizo. Uno, tras otro, tras otro, hasta que el teléfono de Kenny sonó. Él lo cogió.

— ¿Hola? — preguntó.

— Kenny, estoy todavía en el hospital. — escuché por parte de Stan — Necesito de tu apoyo más que nunca, Kyle ahora no puede venir.

Se puede decir que Kenny es el mejor amigo de Stan después de Kyle.

— Ya voy. — respondió Kenny. Cortó y después repartió más besos por mis labios y mis mejillas, queriendo dejarme conforme — espérame aquí, ¿Sí? — asentí — te quiero tanto, Leo. — un último beso en los labios. Y se retiró, sin decir nada más. No tenía palabras para describir lo que había pasado, y era tan intenso que sentí lo de Wendy como una estupidez. Ningún problema de mi mundo era lo suficientemente grande si Kenny estaba conmigo.

Cualquier comentario imbécil, cualquier momento inapropiado, cualquier situación incómoda, era estúpida si él estaba a mi lado. Porque él me hacía sentir bien, seguro.

Luego sentí unos pasos detrás mío y giré. Vi a Tolkien y a Nichole caminando. Tan callados que parecían estar peleados, pero sus dos manos juntas los delataban.

— ¡Chicos! — interrumpí. Tolkien y Nichole voltearon a verme y aunque Nichole estaba tan triste que no le surgió sonreír, Tolkien no tuvo problema en hacerlo — ¿Cómo está... Wendy? ¿Qué fue lo que le pasó?

— Convulsionó. — respondió Tolkien, habiéndose vuelto la respuesta más común ante lo que Wendy sufrió — pero está bien. La regularizaron y seguro hoy dejará el hospital.

— Fue por estrés. — añadió Nichole — y todos sabemos que cuando Wendy está ansiosa o muy estresada, vomita. El caso es que pensábamos que estaba vomitando y no teníamos idea de que estaba realmente mal.

— No es tu culpa, Nichole. — pese a la situación incómoda sentí la necesidad de entregarle todas las invitaciones para que terminen de hacer el labor por mí.

Tolkien era un chico bastante más popular que Kenny o yo. Por lo tanto, no le sería tan difícil repartirlas.

— ¿Qué es lo que quieres que haga, Butters? — preguntó Tolkien.

— Quédate con las invitaciones tuya y de Nichole. El resto repártelas a los asignados en las cartas. Luego me agradecerás. — le sugerí — en fin. Es una fiesta, mañana. Espero que puedas ir.

— Justamente iba a tener una cita con Nichole, dudo mucho poder ir. — Nichole lo codeó. Sabía perfectamente que él mentía, y se le notaba bastante en su lenguaje corporal — veremos si podemos ir.

— Gracias, Tolkien. — agradecí — gracias, Nichole.

La chica sonrió. Enredó su brazo con el de Tolkien y siguieron caminando, ahora con las invitaciones en sus manos.

Estaba feliz. Lo íbamos a lograr.

Al volverme a fijar en el reloj, me percaté de que habían pasado aproximadamente dos horas desde que Kenny estaba en el hospital. Comencé a preocuparme. Pero luego lo vi llegar corriendo hacia mí, agitado. No tardó en pararse frente a mí y volver a darme un beso como si fuésemos novios y yo fuese su droga.

— Hola, perdón por tardar. — se disculpó. Esta vez me atreví yo y le di uno en la mejilla. No pude evitar ponerme rojo, de nuevo, por esto — b-bueno, ¿Qué estabas hablando con Tolkien y Nichole?

— Ellos nos ayudarán. — le comenté con una sonrisa. Él correspondió a la sonrisa y me abrazó — ¿Por qué tan amoroso?

— Lo de Stan me dejó mal, lo siento.

— ¿Qué pasó con él? — le pregunté, aún con mi cara en su pecho por la gran diferencia de altura. Kenny rió.

— Wendy lo afectó mucho. Quiso ir a verla y la vio muy frágil. Le puso mal ver los moretones sin motivo en sus brazos o la palidez que últimamente ha cogido. Porque te juro, pese a que no entré Wendy está muy pálida.

— ¿Crees que... esté enferma? — Kenny suspiró.

— Lo dudo. Wendy no tiene señales de estar enferma de nada. — me dijo. Luego de unos segundos, volvió a mirarme — bueno. Tendríamos que ir a comprar las cosas para la fiesta y organizarla, ¿Qué opinas?

— Todavía no tenemos un lugar donde hacer la fiesta, Ken. — Kenny sonrió.

— Tengo una idea de donde hacerla.

Definitivamente, él tenía la idea pero yo no. 

Cuando todo esto acabe ▸South Park Fanfic◂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora