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Kenny te ha enviado un mensaje.

Sé perfectamente como te sientes, y lamento tanto hacerte sentir que tus sentimientos no valen. Te quiero, Leopold. Y no te quiero perder. Perdón por irme así, no sabía como enfrentar mis emociones encontradas y no quería meterme contigo cuando poco tienes que ver con mis problemas. Te amo y extraño. Con amor, Ken.

Pese a que me esperaba un mensaje así, no le respondí. Quería que viniese, que me dijese que estaría para mí y que me escuchase de una vez.

Siempre fui un chico que transmitía una imagen frágil. Una imagen débil. Era de esos chicos que veías y era probable que gritase de dolor por una aguja.

Algunos hasta me confundían con una chica. Pero no, Kenny no era así. Él me quería y eso era obvio, no importaba de que forma. El resto de su grupo eran unos hipócritas conmigo y hasta con él. Como Eric Cartman.

Habían pasado horas y casi me olvidé de la fiesta. Me quedé dormido en el piso de tanto llorar. Cuando desperté y abrí mis ojos, todo estaba decorado. Kenny estaba ahí, haciendo el menos ruido posible y poniendo las guirnaldas y la música a un nivel bajo. Recuerdo levantarme y que él se sentase a mi lado para reincorporarme con cuidado. Ya frente a frente, me sonrió.

— Hola, mi amor. — me saludó, y después me dio un beso repentino. Fue rápido y me tomó por sorpresa, ¿Acaso no estaba enojado conmigo? — ya he preparado todo para la fiesta, así que no te preocupes de comprar nada. ¿Cómo te sientes del golpe?

Oh, el golpe. Que me lo recuerde me generó más dolor. Después recordé que no tenía que dormir después de lo ocurrido durante tres horas, pero al parecer ni Kenny ni yo teníamos idea de eso.

— Bien. — respondí, aunque mentí un poco. Kenny me sonrió y continuó organizando todo — Kenny, no entiendo.

— El sábado, en la casa de Kyle Broflovski. — me dijo Kenny. Me confundí ante su acción — que te veo en la casa de Kyle.

— Ahhh, ya, ya. — después, interrumpió mi silencio con otro beso en la mejilla. Kenny era muy empalagoso. Cuando se estaba por bajar del árbol, lo detuve — Ken.

— ¿Sí?

— Gracias por seguirme. — Kenny sonrió con dientes. Algo que normalmente no lo veía hacer.

— No me podría atrever a perderte. — luego bajó.

Toda la fiesta estaba arreglada.

Todo, estaba listo.

El primero en llegar fue Craig, en su camioneta.

Era una nueva que Thomas Tucker, su padre, le había comprado. Quizá una que le había heredado.

— Hola, Craig. — saludé. Él siquiera me vio a pesar del empujón que me dio con su hombro — oh. Adiós, Craig.

Vi bajar del auto rojo al lado de la camioneta de Craig a un montón de chicos. Todos con sus abrigos del equipo del colegio.

— ¡Hey, Fucker! ¡Me sorprende que no seas tú quién está organizando la fiesta! ¡Ja, ja, ja, ja, ja! — se burló Clyde. Le miré la cara y noté que tenía un grano bastante prominente en su mejilla, pero decidí no comentarle nada — uy, creo que se ha enojado.

— ¡Hola, Clyde! — saludé. No me respondió y entró a la casa. Me sentí un poco desanimado hasta que vi a esa pareja de afroamericanos, Tolkien y Nichole — ¡Hola Tolkien, hola Nichole!

— Que tal, Butters. — saludó Tolkien. Nichole me saludó con la mano.

Entonces me sentí un poco más feliz. Al menos Tolkien y Nichole se habían acordado de mi existencia.

Cuando todo esto acabe ▸South Park Fanfic◂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora