Usar el gorro era cómodo, al menos el espejo se había callado un poco, y Win lo agradecía más que nada. Sus pasos ahora eran más lentos de lo que ya eran hace unos días, pero todavía podía sostenerse sin ayuda, suave pero seguro. Usaba la silla cuando ya estaba muy cansado, o cuando quería pasar más tiempo con su pareja al ser llevado al comedor donde le cumplía uno que otro capricho.
A primera hora de la mañana, Win sintió ganas de ir al baño, por lo que levantó la sabana ajustándose el gorro, cubriendo así sus orejas conservando un poco de calor. El día estaba siendo demasiado frío desde temprano, posiblemente estaría lloviendo después. Era lamentable, tenía muchas ganas de salir y ver el exterior, aunque fuese un poco. Ahora tendría que permanecer recostado.
Con dificultad sacó los pies de la cama sosteniéndose del colchón algo incomodo. Al soltarse trató de dar un paso, pero quedó en eso, un intento.
Sin algo de lo que aferrarse, calló al suelo de manera estrepitosa. Dejando de respirar por un breve momento.
—Debe ser una broma... — se dijo a sí mismo, tratando de levantarse, pero fallando en el intento. Sus piernas no le estaban respondiendo. No podía siquiera mover sus dedos a voluntad, no sentía nada.
La sonrisa falsa que cubría su rostro pronto se desvaneció, dejando que la frustración e impotencia ganarán de una vez por todas. Durante muchos meses pensó en aquella posibilidad, cada cuerpo y sistema es diferente, nadie reacciona a lo mismo de manera similar, por lo que guardaba la esperanza de no perder esa autonomía, al menos no esa.
Derrotado en el suelo de la habitación, vio como sus lágrimas caían y se filtraban por la tela de la bata formando pronto, una mancha que iba incrementando su tamaño.
—No, esto no...por favor esto no...
Comenzó a golpear sus piernas, como si de esa manera pudiera hacer que reaccionarán. Pero, para su mala suerte, algo más manchó su bata, aunque ahora por debajo. Entonces su estabilidad se rompió más.
—¡No! ¡No! ¡Maldita sea esto no!
Los gritos llamaron la atención de varias personas, entre ellas a Bright. Mismo que aceleró el paso hasta entrar en la habitación de su pareja. No debía analizar tanto cuando lo vio tirado en el suelo sobre una mancha de orina con el rostro cubierto de lágrimas.
—Win...— trató de acercarse para ayudarlo a limpiarse, pero solo recibió su rechazo cargado de molestia.
—Vete Bright. — murmuró entrecortado con la cabeza baja, tratando de cubrir el suelo manchado.
Al ver que el chico seguía tratando de ayudarlo Metawin se sacó el gorro de la cabeza y comenzó a golpearlo sin intenciones de parar.
—¡Lárgate! ¿No me escuchaste? ¡Vete, no quiero verte! ¡No me veas así! ¡Así no por favor!
Los gritos pronto se vieron acompañados por pequeños objetos que el menor tenía a su alcance, los lanzó con fuerza y furia. Quería estar solo.
Cuando vieron a Bright salir con el gorro amarillo en manos, Luke se apresuró a ingresar junto a dos enfermeros. Con cuidado levantaron a Win llevándolo al baño para ayudar a limpiarse y cambiarse, mientras este no podía dejar de llorar.
Vachirawit vio de lejos, como personal de limpieza eliminó el líquido del suelo y posteriormente, como regresaban a Win a la cama, con una bata limpia y aparentemente más tranquilo. Pero con el rostro totalmente enrojecido.
Dentro de la habitación, Luke ajusto algunas cosas que habían salido de su lugar mientras trataba de formular alguna frase que fuera de ayuda para su paciente. No podía justificarlo, pero sabía que podía ser catastrófico para alguien dejar de caminar.
—Creo que fui demasiado cruel con él...
Win a penas pudo susurrar, antes de sentir como las lágrimas caían nuevamente por su rostro y sus manos apretaban las sábanas.
—¿Cruel? Si, un poco tal vez. Pero es lo mejor. Al menos ahora pueden sacar un poco lo que sienten. Tanto tú como Bright, han estado evadiendo lo inevitable. Rómpanse las veces necesarias, pero háganlo juntos. Llorar no es malo, malo es pretender que todo está bien mientras la herida crece hasta volverse insoportable. Justo como ahora. No puedo decirte cómo afrontar esto, porque yo no lo vivo, más allá de ser tu amigo, pero como eso y como tu médico me permito al menos, darte un pequeño par de palabras.
El resto de la tarde no volvió a ver a Bright siquiera cerca de su habitación, no obstante, no era como si pudiera salir y buscarlo. No ahora. Tenía que hablar con él pero lo haría hasta que se diera la oportunidad.
Por su parte, Vachirawit permaneció en el techo del hospital durante todo su turno jugando con el gorro de su novio. No pudo evitar que su corazón se desahogara en un llanto profundo y silencioso durante todo ese tiempo. Incluso el clima no ayudaba en nada, con un cielo totalmente nublado con ligera lluvia parecía representar el pesar del menor.
Nunca se había detenido a pensar el trauma que podría significar perder una habilidad en un instante, tan distante como era usual en su actuar, creía, ilógicamente, que el paciente al final del día estaba más que consciente de la posibilidad, como un escenario imaginario que podría ver o no la luz. Solo desde el exterior.
Percatarse de esa realidad, fue como un golpe directo. Entendía, ahora más que nunca, cómo esas enfermedades acababan con núcleos enteros. Había sido un idiota.
Al caer la noche, y ver que Metawin estaba dormido, se atrevió a acercarse y tomar asiento a su lado. Las entradas de cabello eran débiles, al contrario de las propias, que dejaban visible el crecimiento paulatino.
Acaricio sus mejillas notando inmediatamente lo frías que estaban, había llorado mucho. Incluso más que él. Sus labios estaban perdiendo color. Y en su historial un nuevo signo se había escrito.
Con cuidado levantó su cabeza de la almohada colocándole nuevamente el gorro amarillo. Lo ajusto lo suficiente para regresar a su asiento.
—Por favor, no me alejes así. Te lo suplico. Querías que me comportará como tu pareja, pero en este momento importante estás evitándome. No quiero dejarte solo, no ahora, no cuando tienes que sostenerte de algo, por favor sostente de mi todo lo que quieras. Aunque me duela el peso, voy a sostenerte, te lo prometí y lo cumpliré así que no me alejes.
Tomó su mano apoyando la frente en ésta, su garganta se estaba lastimando demasiado. Pero no importaba, solo quería sacarlo un poco hasta tener todo fuera.
—No tengas miedo de mostrarte vulnerable Win. Porque, yo ya no tengo miedo de hacerlo.
Hundió el rostro en el regazo del menor silenciado los quejidos que entre lágrimas se colaban. Su cuerpo temblaba perdido en un mar de lágrimas que se permitió desbordar aún más cuando la mano de Win acaricio su nuca y presionó palpando el nacimiento de su cabello.
—Tengo miedo Bright. Ya no como todo lo que quiero, he perdido el cabello, y ahora no puedo caminar. Siento que me estoy perdiendo a mí mismo cada día más.
Escuchó, en la oscuridad de su llanto, el dolor del menor, sobre todo cuando los quejidos aumentaron haciendo que su cuerpo se agitara en la cama. Al levantar el rostro vio la expresión de Win desfigurada manchada de agua salada.
Esa noche de lluvia, mientras ambos se abrazaron perdidos en el mar de fragilidad, permitieron que su dolor, ese que guardaron para si mismos se acompañara del ajeno y fluyera con total brutalidad.
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NUESTRO TIEMPO
Fiksi Penggemar¿La vida se salva cuando termina la operación? Bright y Win opinan demasiado diferente. Un médico testaturo y un chico que regala sonrisas. ¿Quién dijo que el amor no puede nacer en las paredes de un hospital?