Epílogo

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Ese invierno se sintió más frio que nunca, su cumpleaños fue extraño. Nunca lo había compartido con nadie, pero esta vez se sentía más solitario, pensar que podría haber tenido a Win dándole un beso o incluso olvidando la fecha le dejaba el alma desolada. No había nada más doloroso que el recuerdo de algo inexistente.

Por la mañana fue al recinto donde yacían las cenizas de su novio, limpió cuanto pudo acomodando la foto del chico de lado para que el sol no consumiera el color de ésta, lucía tan radiante como siempre.

—Hola Win, ¿sabes? Creo que nunca hablamos de nuestros cumpleaños, pero hoy cumplo treinta años, hable con Mick hace poco, parece que al final están mejor, están yendo a terapia así que no debes preocuparte. Me invitó a su graduación así que tendré que comprarle algún regalo, ¿qué crees que debo darle? Los niños te extrañan mucho, a veces preguntan por ti y otras recuerdan que ya no estás.

Dejó un par de flores que había llevado colocándolas al lado de la foto mirando lo bien que le quedaban. Parecían resaltar su brillo.

—Creo que tardé mucho en darte esto, pero no quiero negarme el deseo de hacerlo incluso así. Cuando te vi por primera vez me enojé, no podía creer que existiera alguien tan alegre, creí que eras hipócrita solo por atención, y mírame. Seguramente te estarías burlando. Sería lindo que lo hicieras.

Después de limpiarse la lágrima del rostro, con cuidado fue sacando del bolsillo de su pantalón una caja de terciopelo azul. La abrió frente la urna mostrándole un anillo de compromiso. Mismo que le dejó tras el vidrio no sin antes darle un beso.

—Quiero ser tu esposo, creí tener tiempo para hacer esto, pero solo puedo hacerlo de esta manera. Perdóname por no poder acomodarlo en tu dedo.

No quería irse, por lo que se dejó caer contra aquella pared cerrando los ojos. De pronto un recuerdo vino a su mente dibujándose plenamente al ritmo de su respiración.


Mientras "Feelings", la canción que le había cantado en la boda sonaba en sus auriculares, Bright dejó que la sonrisa de Win acompañada de aquel cielo naranja le cobijara en el techo del hospital. Metawin lucía tan sonriente mientras las manos de su novio le quitaban el cabello del rostro dejando pequeños besos sobre sus labios.

Debía admitirlo, Bright besaba demasiado bien.

—¿Lo has notado? —comentó Win levantando su palma como si pudiera tocar el cielo con solo esa acción.

—¿El qué? —estaba completamente perdido en su voz, el corazón le latía de manera poco sana cuando lo veía sentir de esa forma tan dulce.

—Mi sonrisa se ve igual al cielo anaranjado. Es como si reflejara mis dientes y mis ojos justo cuando estoy feliz. Es hermoso.

El menor dejó salir una risa que pronto contagio a su pareja recibiendo una serie de besos alrededor de las mejillas y cuello.


—Definitivamente lo es Win, definitivamente lo es. —susurro para sí mismo notando que alguien estaba frente suyo. No tuvo más remedio que salir de su burbuja, tratando de levantarse lo más rápido que pudo.

—Hola Bright. —Luke lo miraba desde arriba haciéndole una ligera reverencia a nombre de Win.

—Luke, ¿vienes a visitar a Win? —se sacudió la ropa recogiendo su cabello para atrás mirando las flores que el hombre sostenía en sus manos.

—No, de hecho, no sabía dónde descansaba, al verte desde la entrada me sorprendí. Yo, vengo a ver a mi esposa.

—¿Estás casado?

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