La noche (Riven x Flora)

Capitulo 24

El fuego se apaga

Una hada de tercer año, la misma que dieron por desaparecida esta mañana.

Por un lado me alivio, aunque la vista no es la mejor frente a mi. La chica esta herida y no parece que de signos de estar con vida. El entrenador se agacha y toma el pulso de su muñeca, para luego volverse a nosotros.
-Sigue con vida- dice mientras se vuelve a levantar -Sus latidos son débiles, pero sigue.

La hada casi ni respira, grandes heridas en la superficie de su piel muestran que fue atacada brutalmente. A los minutos, un equipo de profesores llegan abrumados por la noticia. Nex y Brandon se entregan de ayuda para llevar a la chica dentro de Alfea junto a otros profesores.

Sin más que hacer aquí, ya que los profesores son los que se encargaran de investigar lo sucedido, comienzo a caminar para volver al interior de Alfea o al menos fuera de estos bosques que no me da confianza alguna.

Camino en silencio pero me detengo al escuchar más pasos, miro de reojo a mi alrededor preparándome por si acaso. Pero solo es Sky, quien sale tras unos arbustos con las manos en alto.

Yo volteo los ojos y sigo caminando, pero el me sigue -Riven- me llama -Espera un momento, tenemos que hablar- insiste, pero lo ignoro -Por favor, somos amigos...

Paro en seco reteniendo mi rabia, ya de nada sirve discutir o pelear con el porque el daño está hecho -Eramos amigos, o eso pensaba antes de lo que pasó.

Sus ojos demuestran lo débil que es ahora -Lo se, lo que hice no fue de amigos. Solo... estaba algo enfadado por la discusión que tuve con Bloom, y me molesto que tu estuvieras tan bien con Flora, que mis pensamientos con el alcohol no eran claros en esos momentos- explica, pero dudo en si debería seguir escuchando -no es justificación, pero mierda... intento pensar que no somos débiles cuando lo somos con ellas.

Evito su mirada -No lo somos Sky, yo ya lo supere. Lo entiendo- intento razonar conmigo mismo también -No estuvo bien, y no te perdonaré.

Baja la mirada por segundos -Pero- dice con rapidez.

Pero lo corto -No, no soy capaz de perdonarte. Pero tampoco te tengo rencor o odio, ya no será lo mismo.

Asiente con la cabeza derrotado, sabia que no hay nada más que hacer. Y bastante hice ya al decir esas palabras. Sin decir nada más, vuelvo a caminar pero el no parece querer dejarlo así -Riven... si quieres hablo con ella y le cuento que fue mi culpa, así estaréis bien de nuevo.

Niego -Es tarde, la mañana siguiente- dudo si contarle -La deje, le dije que no quería ya nada.

-Pero- suelta -¿Por que le dijiste eso?- pregunta -Es decir, la dejas ir aunque la quieres... ¿o ya no la quieres?

Suelto un bufido de molestia por sus preguntas -Le dije eso porque es lo mejor, mi forma de ser hace que ella sea insegura y se destruya más a si misma- explico rápido sin dejar de mirar adelante.

El suspira -Deberias hablar con ella.

Rio con amargura -Dudo que ella quiera volver a hablar conmigo.

-Pierdes mucho más si no lo intentas, lo que le dijiste lo dijiste sin sentir- habla elevando algo el tono -Si de verdad la quieres no dejarías que ella se fuera de tu vida así de fácil, y rompiendola.

Me quedo en silencio, analizando sus palabras. Quizás... quizás deba hablar con ella, pero no lo merece. No merece que vuelva cuando quizas ya me ha superado. No merece volver a sufrir si vuelvo, esperando a que me vaya de nuevo...

-

Tiro el cigarrillo antes de entrar al invernadero, camino en silencio sin escuchar nada del exterior de la noche fría. A lo lejos la veo, me quedo parado por la sorpresa de verla sin esperarlo. Abro un debate mental sobre si acercarme o irme a otro lugar, pero decido rapido lo que he de hacer.

Ella se levanta al verme, sin esperarlo tampoco -Flora- la llamo con delicadeza, como si pronunciar su nombre doliera.

-No no, no- repite ella en bajo, asustada y en pánico.

Doy un paso atrás completamente destruido al ver su reacción -Espera...

Ella niega repetidamente con la cabeza -No Riven no, otra vez no...- su voz se rompe mientras baja la mirada.

Yo ni si quiera soy capaz de mirarla, no me atrevo ni lo merezco -Lo se, lo siento... no lo mereces- me digo más a mi mismo que a ella.

Las plantas del invernadero se revuelven, como si sintieran lo mismo que ella.

Me lo pienso bien -Necesito hablar contigo...- suelto tras segundos sumergidos en un tenso y doloroso silencio.

Levanta por fin la mirada -¿Necesitas? ¿Y que hay de cuando yo te necesite y tu me dejaste?- pregunta, pero en su voz no hay rabia ni molestia.

Paso mi mano por mi cabello -Mierda, lo se- murmuro -Se que no merezco nada de ti, solo...

-Solo pensaste que estaría dispuesta a volver a escucharte, a solucionar las cosas...- termina ella, aunque no es lo que quería decir en si. Así que niego con la cabeza -Riven, ya no...

Doy un paso a ella, pero sigo manteniendo la distancia -Solo no soy capaz de dejarte ir tras decir cosas que no sentía de verdad.

Pero soy capaz de ver el daño que le hice de verdad.

Las lágrimas que retiene en sus ojos comienzan a brillar más -Pero lo hiciste... Riven otra vez no, por favor- suplica al borde de romperse su voz, lo que me destruye aun más, pensar que esto es por mi culpa -Me rompiste ya bastante, no vuelvas de nuevo si te iras y me dejarás destrozada... por favor- su voz se vuelve un susurro casi de lo rota que esta.

Un nudo en mi garganta se forma al ver lo vulnerable que esta.

Y es cuando me doy cuenta de que la debo dejar ir ya, lo esta pasando mal y ya no hay nada que hacer. Las palabras no servirán de nada en este punto, rompi a la chica que más amor podía dar... -Se que lo mejor es que no vuelva, y por más que quiera estar a tu lado no mereces seguir mal por mi- vuelvo a dar un paso atrás, en este momento hasta respirar dolia.

Con la mirada bajada, sin decir nada más ninguno de los dos me doy la vuelta dejandola atrás de nuevo. Por su bien se que debo dejarla volver a brillar, y conmigo no lo hará.

Salgo de ahí con la cabeza abrumada y la respiración agitada, los latidos de mi corazón cada vez más fuertes con una presión fuerte. Odiandome a mi mismo por lo que pasa, todo es mi culpa y ya no hay vuelta atrás.

Todo el amor que había ya no esta ni estará, porque es como el fuego de la misma manera que se enciende, se apaga. Y sin más, ahora ya se apagó.

Pero siempre quedan cenizas