The Locket

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Narrador omnisciente

Su padre no les había hablado en todo el fin de semana, parecía sumergido en un mar de pensamientos que eran totalmente ajenos a sus hijos, nadie quería acercarse mucho y el hombre parecía estar bien con esa distancia.

El lunes Wendy y Gwen se levantaron más temprano, la menor intento ayudarla a elegir ropa que cubriera sus brazos y espalda, no querían que nadie hiciera comentarios sobre ellos por un par de golpes.

Finney no decía una palabra, desayuno en silencio y cuando los tres estuvieron prontos, se dirigieron a la escuela. Fuera de la casa el ambiente pareció calmarse, Gwen bromeaba como todas las mañanas y a lo lejos Robin apareció, acercándose a ellos –Finn, hombre, ¿Dime que viste la Masacre en Texas? Esa película es lo mejor– Entonces la charla se dirigió a ese tema en particular.

Cuando llegaron a la escuela los hermanos se dividieron, pero Robin por alguna razón se mantuvo junto a Wendy hasta que ella llegó a su casillero, era algo nuevo estar tanto tiempo juntos.

Ella abrió la puerta del casillero,  dejando algunos libros y tomando su cuaderno de biología –¿Robin, no deberías ir a clase?– No es que le molestara, pero el chico parecía un manojo de nervios junto a ella, no hablaba y jugaba con sus manos.

–Tengo que darte algo...– Él rebusco en su mochila, la pequeña caja resbaló un par de veces en sus manos, pero luego de unos instantes logró sacarla y dejarla en las manos ajenas –No es la gran cosa, pero pensé que te gustaría– Luego de decir aquello, se despidió con un movimiento de cabeza y desapareció entre los estudiantes.

Wendy observo la pequeña caja rosada, tenía lindos detalles en dorado y un pequeño moño blanco en el centro, ningún regalo que le hubieran dado antes se había visto así de elegante. Cuando destapo la caja, su rostro pareció ser pintado por un atardecer, su corazón latió de prisa y giro de inmediato para buscar la figura de Robin entre la gente.

–Dios...– Un pequeño collar de oro descansaba en sus manos, tenia forma de corazón y entonces noto que era un relicario, aunque no tenía foto dentro.

Esa mañana fue tal vez la más feliz que había tenido en años, el collar ahora decoraba su cuello, mostrándolo sin pena alguna.

...

Durante la clase de biología, Bruce se sentó junto a ella, parecía emocionado y feliz. Realmente no entendía lo bueno del béisbol, pero aun así ella lo escucho hablar sobre eso hasta que llego el profesor y todos guardaron silencio.

Cuando las clases acabaron los tres hermanos se encontraron en la bibloteca, junto con Bruce y Robin, aunque los dos chicos parecían a punto de arrancarse los ojos. Los cinco tomaron asiento en la misma mesa, Gwen había tomado un libro de lectura ligera mientras los más grandes estudiaban para matemática, estaban a nada de los exámenes.

Finney y Gwen intercambiaron miradas, el ambiente estaba tenso, aunque Wendy ignoraba ese hecho para dedicarse a hacer preguntas sobre los ejercicios.  Entonces, cuando ella se inclino, el collar salió de dentro de la camisa, siendo notorio para Robin y Bruce.

Robin sonrió al ver el collar en el cuello de la chica, levantando las cejas y manteniendo una sonrisa altanera en dirección a Bruce, el pelinegro rodó los ojos al notar la situación. Ahora parecía que se habían declarado la guerra, una silenciosa guerra.

–Bruce, no entiendo esta parte...– Él mencionado despego su mirada del moreno, sonriendo para ella antes de ayudarla, de verdad estaba enamorado de la chica y no estaba dispuesto a renunciar a eso por un capricho de Robin Arellano.

SAY YES  Robin Arellano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora