Romance Cinema

3.1K 304 132
                                    

Wendy Blake

Las siguiente semana de vacaciones  Finney y Gwen se la habían pasado encerrados haciendo tarea, al dejar todo para ultimo momento este año decidí obligarlos a acabar antes, porque no quería acabar haciendo parte de sus deberes para que nos los castigaran.

Sin embargo nunca he sabido que hacer con el tiempo libre, usualmente solo me dedico a leer o salgo a caminar, pero no soy muy compatible con las temporadas de calor ya que sufro de bajones de presión. 

Estaba acostada en el sofá mientras Finney y Gwen trabajaban en la pequeña mesa de la sala de estar, ambos me miraban con fastidio pero decidí ignorarlos, no es que ellos no puedan hacer sus tareas si no que les da pereza y lo dejan para el último momento.

Cuando el timbre de la casa suena le indico a Finney que ni piense en moverse, en cambio me levanto del sofá para dirigirme hacia la puerta. Robin esta ahí, tiene el cabello amarrado en una coleta baja y usa una de sus típicas sudaderas, él me sonríe y yo le regreso el gesto, tomándome unos minutos para apreciar su rostro.

 —Finney no puede salir, esta con su tarea de vacaciones...— Me apresuro a hablar cuando noto que no he dicho nada, alejando mi mirada del lunar en su mejilla, él parece mirar a través de mí y eso no es algo que me agrade. 

Mis hermanos gritan alguna especie de grosería y luego aparece Finney detrás de mí, abrazándome por la cintura para distraerme y que Gwen pase a la cocina, como si no supiera de su sucio truco.

—Venía a verte a ti, si viniera por Finney me sentarías a hacer tarea y no estoy muy interesado la verdad– Finney levanta las cejas, haciendo caras extrañas para luego apoyar su mentón en mi hombro, sin embargo Robin no se mueve de la puerta y tampoco parece hacerle caso a mi hermano –Vamos a dar una vuelta, escuche que el cine trajo nuevas películas y pensé que podría gustarte–

Por un momento me olvido que estoy hablando con Robin Arellano, el chico parece estar loco, aparecer en mi casa para prácticamente invitarme o obligarme a ir al cine. Lo considero por unos minutos, pero Finney me empuja fuera de la casa y me sonríe –Vete, estas aburrida y nosotros estamos cansados de hacer tares, si lo piensas todos salimos ganando– Entonces la puerta de la casa se cierra sin siquiera darme tiempo de tomar mi abrigo, pero cuando estamos bajando los escalones de la entrada, la puerta se abre nuevamente –Si algo le sucede a mi hermana, voy a matarte– Luego de eso Finney azota la puerta y Robin deja escapar una carcajada.

Por un instante me olvido que fui echada de mi casa y casi que arrastrada al cine, porque la risa de Robin parece llenar mi mente y agitar mi corazón. Nunca me había sentido tan avergonzada junto a un chico, después de todo vivo con dos hombres y me encuentro acostumbrada a su presencia, pero con él todo parece desconocido. Mis piernas tiemblan cuando se atreve a rosar nuestros dedos, tomando luego  mi mano.

–Escuche que hay una buena película de suspenso, pero también que esta una romántica y que todas las chicas están yendo a verla, Gwen me dijo que eso te gustaba–  Lo escucho hablar, él destaca algunos puntos buenos sobre la película que veremos, con eso me hace notar lo mucho que se esfuerza por conocerme y tolerar mis gustos totalmente opuestos a los suyos.

Cuando llegamos al cine aún es de día, la tarde apenas esta llegando, pero los colores morados en el cielo parecen una pintura. Mientras hacemos la fila puedo ver a Vance Hopper salir del área de juegos, él maldice por quedarse sin fichas mientras su amigo lo anima a regresar el día siguiente. 

Robin compra dos entradas, tirando luego de mi mano para que lo siga, entonces noto nuevamente un extraño calor en mi estomago y los nervios ponerme la piel de punta, sus manos son ásperas pero no lo suficiente para que sean incomodas. Es una sensación reconfortante, nunca me había sentido de este modo antes y por un momento deseo jamás dejar de sentirme así.

Compramos unas palomitas y dos gaseosas, aprovecho un par de billetes que encontré en el bolsillo de mi pantalón para pagar por ello, ignorando las quejas de Robin sobre que él quería invitarme.

Cuando nos dirigimos a la sala que se nos asigno noto lo mucho que me he acercado a Robin los últimos meses, parece una mentira que él me este tomando de la mano y que nos encontremos en una especie de cita, al menos espero que esto sea una porque no quiero pensar que él esta jugando conmigo.

–Esos son nuestros asientos, pasa tu primero– Él suelta mi mano, dejándome pasar por el estrecho pasillo hasta sentarme en la butaca que me corresponde, aprovecho el momento para acomodar las bebidas y la comida.

La película comenzó y todas las chicas de la sala no tardaron en suspirar cuando el protagonista masculino apareció, después de todo era uno de los actores más populares del momento, por mi parte solo me acomode en el asiento y lleve un puñado de palomitas a mi boca. 

Con el paso de los minutos pude divisar el rostro aburrido de Robin, era lindo verlo intentar mantenerse despierto. Tome unas golosinas para acercarlas a él y por instinto abrió su boca, me mantuve llevando gomitas hasta él durante unos minutos, pero apenas se dio cuenta giro a verme con el rostro sonrojado. Si alguien de la escuela viera al gran Robin Arellano en estos momentos de seguro se burlarían de él y su reputación de chico malo caería, pero para mí se veía encantador.

Cubrí mi boca para ahogar mi risa, viendo como se hundía en el asiento, su mano busco la mía y nuestros dedos se entrelazaron. La verdad era que no preste atención al resto del filme.

Al finalizar la película juntamos los plásticos para tirar todo a la basura, nuestras manos aún permanecían unidas, incluso luego de salir del cine. Caminamos al exterior del establecimiento, la luna ya había salido, era mejor regresar a casa antes de que se hiciera más tarde.

Robin camino a mi lado, nos empujamos el uno al otro durante algunas cuadras, bromeando sobre lo pésima que había sido la actuación de la actriz que interpretaba a la madrastra. Nunca me había sentido tan en casa como ahora, pero para mi desgracia nos detuvimos frente al portón blanco de mi hogar.

–Me divertí mucho hoy, fue lindo que me invitaras...– Solté su mano con lentitud, acercándome un poco a él para dejar un beso en su mejilla, sobre su bonito lunar –Te veo luego– Luego de despedirme y de sentirme avergonzada, corrí dentro de casa sin mirar atrás, no me sentía capaz de ver su rostro luego de mi audaz movimiento.

SAY YES  Robin Arellano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora