The call

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Narrador omnisciente

Al amanecer Finney despertó por un suave sollozo, primero el miedo lo invadió, para ser seguido por la preocupación. Su hermano mayor lloraba a su lado, estaba dormida pero las lagrimas no paraban de caer y cuando intento saber el porqué, su mundo se destrozo un poco más.

El problema era la pierna de Wendy, para ser más específicos la derecha, Finney levantó un poco su pantalón, ahí pudo observar una gran hematoma de color negro. Seguramente el hueso estaba roto, porque ella había llegado al colchón con su ayuda.

Estaba tan cansado de toda la situación, tenía el miedo constante de que no lograrán escapar, mucho más con el estado de su hermana.

Luego de algunos minutos se levantó de la cama, recorriendo aquella habitación de nuevo, si bien ahora tenían un juego de llaves y un arma, no podrían pelear ambos ya que faltaba otra arma. Finney busco por todo el lugar, pero solo se detuvo frente al teléfono de la pared, ese que había sonado un millón de veces sin explicación y simplemente dejó de hacerlo cuando Wendy llegó.

Jugo con el pequeño cohete en su mano, entonces se aproximó hasta el aparato, odiaba que no funcionara y odiaba aún más estar encerrado ahí. Estaba a punto de golpear el maldito teléfono cuando sono, otra vez ese horrible sonido, le dejaba en claro que estaba encerrado ahí y no existía manera de escapar.

Su hermana despertó para el segundo timbre, él levantó el teléfono para colgar, pero ella le grito que no lo hiciera y sin darle tiempo a nada se levantó, Finney pudo ver lo doloroso que fue caminar para ella. Al llegar al teléfono Wendy lo tomó y no dudo en preguntar si había alguien, él quiso decirle que no perdiera el tiempo, pero ella palidecio y el teléfono se resbaló de sus manos.

–Mamá...–

Ambos se miraron con miedo, aunque el chico se apresuro a tomar el teléfono y acercarlo a su rostro.

–¿Hola? ¿Quién está ahí?– Aún conservaba la idea de que nadie respondería, pero si sucedió, la voz de una mujer pudo escucharse desde el otro lado de la línea. Ambos la reconocieron de inmediato, Wendy tuvo que apoyarse en la pared para no caerse, Finney alejo un poco el teléfono para que ambos escucharan.

–Niños...Mis bebes, lo siento– La tristeza estaba al rededor de cada palabra, incluso de cada suspiro – Lamento lo que sucedió ese día, ustedes no debieron pasar por eso–

Wendy se preguntó si todo eso era real o acaso lo había provocado el dolor intenso, algún tipo de alucinación, tal vez el raptor había acabado con ella cuando subió y todo lo demás era un sueño. Cuando levantó la cabeza y vio a Finney llorar, supo que era real, su madre muerta le hablaba desde algún lugar extraño, como el más allá.

–Solo deja de lamentarte y dime como sacar a Finney de aquí– Su hermano la miro mal, aunque su madre estuviera muerta debía mostrar respeto, no queria imaginarla enojada –Me da igual lo que sucedió, ya estás muerta y nosotros seguimos aquí, Finney y yo no vamos a abandonar a Gwen como tú..como tú... – La fuerza de su voz se apago cada vez más, poco a poco las lágrimas bajaron por sus mejillas y su garganta pareció romperse –Te extraño–

Los brazos de su hermano la rodearon, aunque aún mantenía el teléfono en mano para que la llamada no se cortara.

Para Finney era la primera vez que la veía llorar, estaba asombrado, para Jenna no.

Su madre siempre fue su lugar seguro, pero cuando los sueños comenzaron todo eso se derrumbó y Wendy temía que sucediera lo mismo con Gwen.

–Lo lamento tanto, cielo, pero tienes razón en algo– Ambos niños se separaron un poco, acercando el teléfono para escucharla mejor –Ustedes deben salir de aquí y yo voy a ayudarlos, pero solo depende de ustedes que salga bien. Finn, quiero que me escuches con atención, bebé– Él acercó más el aparato y le dijo a su madre que la escuchaba, entonces ella continuó –Debes cortar el cable del teléfono y lo utilizarán para acabar con esto, ¿entiendes? Tú eres el único que puede acabar con él, Wendy te ayudará, pero todo depende de tu fuerza–

Ninguno deseaba que ese momento llegara, después de todo implicaba mancharse las manos, dejar atrás todo lo que creían bueno y lo que veían como malo, pero sus vidas estaban expuestas como en un tablero.

–Mamá...– Luego de que su madre explicara todo el plan, Wendy volvió a hablar, deseaba saber algo antes de dar el último adiós –¿Alguna vez lo amaste?– La risa encantadora de Jenna inundó el lugar, entonces ambos niños recordaron por breves momentos el verano del 71.

–Lo ame con cada respiro que di en ese mundo–

Esa fue la última llamada y las últimas palabras de su madre, Finney corto el cable justo como su madre le ordenó, sin piedad y sin miedo. Los juegos del raptor habían acabado.

SAY YES  Robin Arellano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora