One step away from you

2K 194 42
                                    

Emily Ransone

Desde la desaparición de Finney Blake habían pasado cuatro días, hoy era el primero de la desaparición de su hermana, Wendy Blake. Estaba intentando ser de ayuda para el grupo de chicos, tal vez por aprecio a mi hermano menor o el simple hecho de que era una mierda saber que un loco andaba suelto.

Por lo que sabía Gwendolyn era la hermana menor de los chicos, podía ver el futuro o cosas por sus sueños, algo extraño y que no creí al inicio, hasta que me enteré sobre las últimas palabras de Wendy y de que si había encontrado la casa que la niña había visto. Otra cosa que sabía era que Robin Arellano salía con la chica, eso explicaba su extra humor del demonio y el hecho de que apenas hablara, por lo que Griffin me había dicho el chico ni siquiera iba a clase con tal de buscar a los Blake.

Ahora estábamos en la casa de Bruce, todos sentados en su jardín trasero mientras repasabamos una y otra vez el plan de búsqueda, saldríamos en la noche para que nada extraño se nos escapara. La diferencia era que iríamos en equipos.

Cuando anochecio mi hermanito me arrastro hasta mi bicicleta, nosotros dos iríamos con Bruce, Robin y Gwendolyn irían juntos.

Subí a mi bicicleta,  Griffin se acomodo en el asiento que habíamos colocado atrás, su bici había sufrido una ponchadura así que iría conmigo.

Cuando llegamos a la esquina todos nos separamos, Bruce iba a nuestro lado así que me encontraba tranquila, la idea de ir sola en busca de un posible asesino no era divertido.

...

Anduvimos algunas calles en silencio, la chica hablaba con mi hermanito por el walkie talkie. Bruce y yo íbamos sin cruzar palabra, hasta que él decidió hablar.

–¿Tú no vas a mi clase de matemática? Creo que te vi en otra parte– Siempre creí que Bruce Yamada era un idiota, pero ahora me lo habia confirmado sin necesidad de preguntarle nada.

–Vamos juntos desde primaria, ¿es que vives en otro planeta?–  No sabía si ofenderme o burlarme de él por lo idiota que era, de seguro solo tenía ojos para observar a Wendy Blake y su torpe cabello rubio.

Frenamos no seco cuando el grito de Gwen se escucho a través del aparato,  al parecer habían encontrado algo que no era para nada bueno.

‐¡¿Gwen?! ¿Qué encontraron?– Mi hermano hablo con rapidez sobre el aparato, pero la niña no respondió y en cambio escuchamos la voz de Robin.

–Es la bicicleta que usaba Wendy....carajo, tiene sangre–

Los tres nos observamos con pánico, porque para nada era bueno encontrar algo de un desaparecido con sangre, ahora sentía como si toda esta mierda del secuestro fuera real.

–¿Donde están?– Mi voz tembló más de lo que me hubiera gustado, pero nadie tenía derecho de juzgarme en una situación como esa.

...

Cusndo llegamos al lugar donde encontraron la bicicleta, Robin estaba sosteniendo algo entre sus manos como si fuera a romperse y desde lejos logré observar una cadena dorada, al parecer era un collar que le pertenecía a Wendy.

–No tiene sentido que encontrarán la bicicleta aquí, esta es una plaza, de seguro el raptor la tiro aquí para despistar a los policías– Bruce mantuvo lo más que pudo la calma, observando la bicicleta que pertenencia a su hermana, ahora debíamos llamar a la policía.

Suspire mientras tiraba de mi cabello hacia atrás, mi hermano fue donde Gwen y se mantuvo a su lado, Bruce y yo nos observamos antes de ir en busca de un teléfono público para llamar a la policía.  Daríamos aviso y nos largariamos para que no le avisaran a nuestros padres.

Mientras Bruce contaba las monedas me detuve y apoye en la mampara del teléfono,  él me observo por unos minutos y luego dejo de contar. Ambos éramos los mayores y sabimos que todo esto se estaba saliendo de control.

–Creo que de verdad todo esto es una mierda, si seguimos así no podre invitar a Lilly al baile de invierno...– Maldije en voz baja, girandome solo cuando sentí la mirada de Bruce sobre mí,  al parecer estaba confundido y luego de pensarlo unos minutos logré entender el porqué.

–¿Lilly Thompson? Pero ella es una chica– Él hablo mientras colocaba las monedas en el teléfono, marcando luego el número de la policía.

–Es por eso...–

Él no dijo nada más, pero lo escuché soltar un suspiro de sorpresa, claro que entendía su reacción. No era normal escuchar a una chica decir que le gusta otra mujer, si un policía me escuchaba acabaría presa o peor.

SAY YES  Robin Arellano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora