Photography

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Recomendación del día: leer el capítulo escuchando "La Melodía de Dios"

Robin Arellano

Los días se han juntado con las noches y apenas logro encontrar a que aferrarme, no sé hacia dónde debo ir, ¿a quien debo enfrentarme para tenerla de nuevo? Me siento vulnerable, Finn tampoco esta aquí para poder contenerme y lo único que me queda es respirar profundo, seguir andando aunque deba arrastrarme. Me siento tan vacío sin ellos.

Cuando encontramos la bicicleta que Wendy usaba,me siento aún peor, como si me hubieran golpeado en el estomago. Pareciera que ese maldito enfermo, se burlara de nosotros por no ser capaz de encontrarlos.

Sostengo con fuerza el relicario de Wendy, ese collar que le regale y que jamás aleja de su cuello, debo sentarme en el suelo para no sentir que caigo aún más. Mis manos tiemblan mientras lo abro, por primera vez en años siento mis ojos llenarse de lagrimas, en el collar hay dos fotos y no puedo evitar imaginarla a ella colocando con todo su esfuerzo las pequeñas fotografías.

En una de las fotos estamos todos, es el  día de la piscina, incluso sale un pequeño Griffin y su hermana a quien arrastramos para tomar la imagen. Sin embargo, en la otra fotografía solo es un bonito atardecer y no me cuesta reconocerlo, esa fotografía la tomó con mi cámara en una de nuestras citas.

Me escondo entre mis brazos, quisiera tanto matar a ese hijo de perra, me quito todo lo que me hacia sentir vivo. Wendy, Finn, mis personas.

Gwen se acerca a mí, ella me abraza y yo me largo a llorar, me siento tan pequeño e indefenso. La impotencia se apodera de todos mis sentidos, sin embargo soy consciente de que la niña que me abraza está peor que yo.

Me levanto del suelo y revuelvo el cabello de mi enana favorita, ella me muestra una sonrisa que demuestra lo agotada que está, sé que reza todas las noches por soñar algo que nos ayude.

–Los traeré de vuelta y romperé el cuello de ese hijo de puta–

Ella me cree, no necesitamos decir nada más para ponernos de nuevo en marcha.

El collar de Wendy ahora se encuentra conmigo y lo mantendré a salvo hasta que ella pueda llevarlo otra vez.




















Wendy Blake

La noche ha llegado más rápido de lo que me gustaría, no tenemos casi luz así que no podemos ver bien  y para ser honestos jamás me sentí cómoda en la oscuridad.

Finney y yo volvimos a cavar cuando notamos que el raptor no iba a aparecer, ambos sabemos que debemos aprovechar el tiempo lo mejor que podamos, después de todo quedarnos sentados no nos ayudará. Aunque  sabemos que los chicos nos buscan, no podemos depender solo de ellos.

Me detengo un instante para quitar el sudor de mi rostro y cuello, entonces noto que mi collar no está y debo tragarme la amargura que siento. Por más que ame mi relicario no puedo perder tiempo.

Mi hermano se recuesta en la pared y lo observo con la poca luz que llega, su rostro está pálido y se encuentra todo sucio, alcanzo a ver los golpes en su cuello y mi rabia sube. Finney me había dicho que no era buena idea subir las escaleras, cuando lo intento ese hombre lo estaba esperando y ambos entendimos sin palabras lo que había sucedido.

Sigo cavando, mis pantalones amarillos se llenan de tierra, sin embargo el pozo apenas me cubre hasta los muslos. Es entonces cuando una idea llega a mí y por un instante siento miedo de mi mente.

–Finney– Mi hermano hace una especie de ruido, afirmando que me esta escuchando a pesar de tener los ojos cerrados –No podemos solo escapar...–

Él se incorpora con rapidez, arrastrándose hasta llegar a mí, me toma por los hombros y sacude varias veces, afirmando que si lo lograremos, pero yo niego con la cabeza y se detiene.

–Hay que matarlo– Mi voz no tiembla y por primera vez no tengo miedo, porque soy consciente de que es la única manera segura de que ambos logremos salir de aquí, ¿de qué otra forma dos niños podrían huir?

Bajo mi mirada al pozo donde estoy parada, Finney sigue mi mirada y luego suelta una maldición, él entiende lo que quiero decir con esto, debemos acabar con ese enfermo.

–Cuando él deje la puerta abierta, hay que subir en busca de un arma– su cuerpo tiembla, no quiero pensar en lo que ese depravado hizo para que él reaccione de está forma, pero no tenemos otra opción –Yo subiré–

SAY YES  Robin Arellano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora