29. Capítulo 4 parte VII

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—¿Un viaje dices?

    —Bosque… ser… muy grande…

    En eso me puse a pensar que realmente no había conocido la extensión del bosque como tal, a pesar de que ya hemos cubiertos otras áreas y aún así no nos habíamos topado con las afueras del bosque.

    —Sí —asintió Eevee—, El bosque es realmente enorme. Creo que ni Vulpix lo conoce por completo —rio un poco mientras cubria su sonrisa con su pata entre miradas a Vulpix quien volteó su cabeza para ignorarla.

    —¿Vulpix? —cuestiono al escuchar que lo mencionan primero.

    —Mi padre me llevaba con él en sus incursiones —presumió con claro orgullo en su rostro.

    —Mas bien tú no te separabas de él —rectificó Eevee continuando con su risa por lo que Vulpix frunció el ceño mostrándose bastante disgustado para terminar dándonos la espalda.

    —¿Y Ursaring? —pregunto al pensar que al no pasar todo el tiempo con nosotros y retirarse, debería de conocer todo el lugar.

    —Yo no… recorrer… mucho…

    —Ella es de las montañas cercanas —aclaró Eevee—. Sobre a dónde va cuando nos deja… —deja sin terminar mientras voltea a verla y nosotros con ella.

    —...

    Ursaring parece disconforme con nuestras miradas encima ya que pasa su vista por los ojos de cada uno de los que nos encontrábamos mirándola. inclusive Vulpix, que la miraba de reojo sobre su hombro.

    —Solo… cerca… a las montañas… —confesó sin mencionar detalle alguno.

    Nadie parecía conforme con su respuesta pero tampoco se atrevían a reprochárselo.

    —Es extraño que los Ursaring se mantengan mucho tiempo fuera de sus territorios —Nadie, excepto Vulpix.

    El ambiente comenzó a tornarse tenso con gran rapidez al ver su actitud recia a entrar en detalles, pero justo en el momento en el que Vulpix se giró para encararla de frente, sentí un peso en mi espalda que se dejó caer sorprendiéndome al recordar a Ralts.

    —¡Ralts! —me alarmé al voltear un poco y sostenerla con rapidez entre mis brazos al ver que se deslizaba de mi espalda para dejarse caer al suelo—. ¡Ralts! ¿¡Qué te sucede!? —me fui alterando poco a poco con cada pequeña sacudida que le daba sin obtener respuesta o alguna señal por parte de ella—. ¡¡Ralts!!

    —Tranquilo… —Sentí su enorme garra al sostener mi hombro tras escucharla.

    Su firme agarre con la suficiente fuerza sin llegar a provocar ningún tipo de dolor me ayudó a recuperarme en seguida, solo quedaba la sorpresa tras analizar su velocidad al acercarse a mí.

    Eevee se acercó a nosotros para revisar a Ralts quien continuaba en mis brazos, desmayada.

    —Se encuentra dormida —declaró con total tranquilidad y la garra me soltó en el momento.

    —Tener… cuidado…

    —Comprendo la preocupación que te genera, pero podrías terminar por herirla tú mismo en el proceso.

    —Lo comprenderá mejor cuando le suceda —añadió Vulpix.

    —Será mejor dejarla dormir —propuso Eevee.

    Asiento al estar de acuerdo con ella por lo que levanto a Ralts en mis brazos y la llevo al interior de la cueva mientras los demás se quedan afuera esperándome.

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