27. Capítulo 4 parte V

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—A tí te conozco.

     —Ja! Qué buen momazo te acabas de aventar ;) —expresó riendo abiertamente para después retomar un poco la compostura—. Sí. A veces sí, a veces no. Depende de qué parte seas.

     —¿Quién eres?

     —Otra vez vamos a empezar con el desmadre de la filosofía? —se quejó mostrando claramente su disgusto—. Soy Cyan. Cyan!! —declaró señalando varias veces su pecho con su pata.

     «Cyan. Ese nombre me era conocido.»

     —Pero claro que sí! Soy tu mejor amigo ^^

     —Eso sí que no lo recuerdo.

     —Ah. Siempre siendo tan cortante :') Pero así es nuestra amistad de juerte :')

     —¿Qué es este sitio? —pregunté mirando de nuevo a todos lados solo observando los raros objetos que se encontraban del lado de Cyan.

     —Mmh? No es ningún lugar, pero también es cualquier sitio —reveló sin tapujos—. Este es mi espacio.

     —Siento que llevo demasiado tiempo aquí, corriendo y sin agotarme.

     —Mira, podría darte toda la información pero, no la comprenderías. Ni yo la termino de comprender a veces, solo me dejo guiar. Que fluya cómo quiera xd

     —¿Cómo puedo salir de aquí?

     —Para qué quieres volver? Mejor ven, siéntate a mi lado. Relájate y juguemos algunos juegos —ofrece con un pequeño ademán de su pata izquierda y hace aparecer otro objeto al lado de su asiento—. Te ofrecería una silla gamer cómo la mía pero creo que al ser de origen japonés estarás más a gusto sentándote en las colchonetas, no? Sorry, es solo un estereotipo xd así como a nosotros nos ven siempre con sombreros, sarapes y bigototes.

     Mientras iba mencionando la lista, su apariencia cambiaba agregando lo que parecían ser los objetos que mencionaba.

     —Tenía que quitarme esa espinita xdxdxd Apoco no está chingón este mostachote? —preguntó acariciando el tupido bigote en su rostro mostrándose orgulloso.

     —Sí… Creo que sí —contesté de forma automática.

     —Ah, tú sí sabes. Vas a subir bastante, tú vas a llegar lejos, muchacho ;)

     En el transcurso de la charla, me acerqué al sitio que me ofreció y me acomodé sentándome en las suaves pero firmes colchonetas; como las había llamado él.

     —Ten. Tu mando.

     Con otro pequeño ademán de su pata, hace aparecer un extraño objeto el cual arrojó a mis manos. Tras analizarlo un poco pude ver que le sobresalen dos piezas color negra al igual que se le observaba una cruz del mismo color. Poseía, además, varias marcas en él de varios colores en ellas como verde, rojo, azúl y amarillo, todo lo demás era color blanco.

     —¿Qué es esto? —pregunte entre la examinación.

     —Ya te dije. Tu mando. Tu control —expresó volteándome a ver—. Esas son las palancas y esos son los botones. Mira, los presionas —explicó señalando cada parte que describía y al final tomó mi mano y con mi dedo me hizo presionar los botones.

     «Interesante —pensé al sentir cómo se hundían los botones cada vez que me hacía presionarlos.»

     Liberando mi mano, me dediqué a presionar todos los botones en el control y me encontré con unos botones extraños por la parte superior del mismo y al presionarla podía sentir una sensación muy diferente a los demás botones.

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