Imposible | DamiAnya

IV | Útil

Los días posteriores a eso Anya trataba de mostrarse normal ante sus padres, no quería que ellos sospecharan nada, sobre todo su padre que siempre estaba atento a sus comportamientos, pero cuando se encontraba sola en su habitación lloraba desconsoladamente, siendo consolada únicamente por su querida mascota, Bond era el único que sabía sobre lo que la aquejaba, y desgraciadamente no podía ayudarla, sus años ya no le permitían correr como antaño y mucho menos subirla sobre su lomo, aunque eso era lo más que quería, llevarla lejos de todo este martirio que la consumía... en la academia Anya también dejaba caer su pesar, se sentía aprisionada, entre la espada y la pared, en las series animadas este era el momento cuando el protagonista se le ocurría de improviso un gran plan y hacía una hazaña sorprendente para salir del embrollo, pero por más que le daba vueltas, no veía escapatoria para su situación, tendría que ayudar a contribuir con el inicio de la guerra y con ello la perdida de muchas vidas, pensar en todo le revolvía el estómago, pronto dejo de tener apetito, su mirada se apagó, tenía terror de que llegara el momento en dónde la volvieran a contactar.

Becky estaba muy preocupada por su amiga, le había preguntado muchas veces qué era lo que la aquejaba, pero ella negaba con la cabeza, había notado su falta de apetito y eso ya le comenzaba a afectar en su peso:

~Anya, si no comes no crecerás~ le dijo para tratar de convencerla

Emil quien iba pasando junto a sus amigos irrumpió burlesco

~¡Ja! Cómo si la enana pudiera crecer más~

~Es obvio que se quedara así y no crecerá, no le des esperanzas, siempre será una enana tonta y fea~ agregó Ewen

Damián la observo de reojo, sus piernas, sus brazos, su abdomen, incluso su cara, lucía notablemente más delgada, después de lo sucedido en su casa, había querido preguntarle a ella de qué era lo que habían hablado con su madre, pero al observar que aún mantenía aflicción y tristeza en su rostro no se atrevió a hacerlo, aunque eso solo aumentaba su curiosidad, no entendía que pudo haber pasado, pero por ahora les dijo a sus lacayos:

~¡Ya basta!, Sigan caminando~ y los tres se alejaron de las amigas

~Tsk ¡Idiotas!, No les hagas caso Anya...~ trataba Becky de consolar a su amiga

Becky pensaba que tal vez su amiga tenía "penas de amor", y es que era totalmente comprensible, después de todo tenía un pésimo ojo para escoger a los chicos que le gustaban, aunque ambos hasta ahora habían sido Desmond, uno era un idiota grosero, y el otro alguien que nunca la miró de otra forma y encima ya se había ido y no tenía manera de volverlo a ver, -¡Pobre Anya!- pensaba -Ya llegará el indicado para ti-

Al oírla Anya esbozó una sonrisa de lado, le parecía tan ingenuo que su amiga creyera eso, ojalá fuera algo así lo que la aquejara, sería mucho más sencillo de sobrellevar, pero era algo mucho más grande lo que la hacía sentir tan triste, no podría ni imaginarselo...

Al día siguiente llegaba el momento que tanto temía, Damián se le acercó y disimuladamente le dijo

~No sé que es lo que está pasando... Pero mi madre dijo que después de clases te pasaría a buscar uno de nuestro vehículos~

Anya agachó la mirada y asintió.

Al verla antes y ver su reacción ahora, Damián no sabía si preguntarle, pero en definitiva entendió que su tristeza estaba ligada a la conversación que tuvo con su madre aquella vez. ¿Cómo podía averiguar?, La curiosidad lo mataba, así que dejo de darle vueltas, la tomo de los brazos y pregunto:

~¡Dime qué es lo que pasa!~ dijo algo exaltado

~N-no es nada...~ respondió Anya aún mirando al suelo