Imposible | DamiAnya

XXIX | Camino

Damián había estado lamentandose, después de lo que le había hecho, lo había dejado en las nubes, y había olvidado por completo lo que había querido decirle y preguntarle... ¡Y encima era su cumpleaños!, Lo sabía, hace mucho tiempo que era consiente del día en que cumplía años, de niño había escuchado a Becky felicitarla y por alguna razón nunca pudo olvidarlo, de todas formas no podía comprarle nada especial, aún siendo mayor de edad, siendo alumno de Edén no tenía autorización para salir de la academia, al menos se aseguraría de tener sus manis favoritos para cuando la viera el lunes nuevamente.

Fuera de su distracción, después realmente había estado ayudándole a estudiar para los exámenes finales, por lo que no tuvieron tiempo de hablar de otra cosa, pronto les darían los resultados, aunque él creía que su promoción era segura, por ello él y sus amigos enviaron sus postulaciones a la universidad más prestigiosa de Ostania, y había estado insistiendole en que ella también debería hacerlo, porque definitivamente le encantaría poder seguir encontrandose con ella, aunque sea solo en los recesos ya que era obvio que escogerían carreras diferentes, pero ella cambiaba el tema y se excusaba en que aún no estaba segura de lo que haría.

Estaba en su habitación leyendo un libro cuando el profesor Green toco a la puerta, cuando abrió lo vio con una hoja en su mano y dijo:

~Damián, tu solicitud a la universidad ha sido rechazada, dice que ya te encuentras matriculado en una fuera del país~

Damian abrió los ojos con sorpresa, y le arrebato la hoja de las manos para poder leer esas palabras por si mismo, como si se tratase de una mala broma, pero para su desgracia no lo era, repaso las líneas que decían aquello una y otra vez... esto era obra de su hermano, estaba seguro, quería borrarlo del mapa para alejarlo de Anya... -¡Maldición!- ¿Por qué no pensó en eso antes?, ¡no pudo adelantarse a su jugada!, ¿Qué iba a hacer ahora?.

Si se iba, no tendría como protegerla, y la dejaría a merced de su hermano y de sus padres, y aunque haya convencido a su padre de que impidiera su boda con su hermano, si iban a la cárcel, Demetrius haría lo que le diera en gana, y seguro que iba a seguir detrás de ella... No podía permitirlo, ¡Tenía que pensar en algo rápido!

...

Luego de una larga charla y regaños que les tomaron casi toda la noche, Yor y Loid se retiraban de la habitación de su hija ofuscados, habían tenido una discusión y presenciado un berrinche digno de adolescentes, a estas alturas pensaban que se habían librado de aquello pero al parecer no era así, Anya les juro que Damián la amaba realmente, se excusaba en que nadie más que ella podría saberlo con certeza debido a sus poderes, les confesó que ella también lo amaba, y que los odiaria por el resto de su vida si no les permitían estar juntos, les contó que ella le había revelado sus poderes y que le había contado todo a excepción de sus identidades, y que aún pese a todo él la seguía queriendo, y trataba de protegerla de sus propios progenitores, ellos refutaban en qué tal vez solo la estaba engañando, en lo peligroso que era mantener una relación con él, en lo descuidada que había sido al contarle todo, pero la conversación no llegaba a ningún puerto, ninguno daba su brazo a torcer, por eso Yor intervino y salió de allí del brazo con su esposo, tal vez era el cansancio el que no permitía que ninguno pensará con claridad las cosas, quizás ya habían tenido demasiado por hoy, Anya cerró la puerta con fuerza cuando se marcharon, se recostó sobre su cama y pensó en que tal vez habia sido dura con ellos, no los podría culpar por estar preocupados, era lo más normal, después de todo lo que había pasado, incluso con Demetrius, pero es que con Damián siempre había sido diferente, él lo era, distinto al resto de sus familiares, aunque se mostrará rudo siempre, era tierno en el fondo, solo ella conocía su bondad, sabía que no podía equivocarse porque no solo su mente le aseguraba amarla, cada parte de su cuerpo lo hacía al reaccionar ante su presencia, ¡Tenían que creerle!, ¿Por qué no confiaban en ella?, ¡Después de todo lo que hizo!, Se alegro de no haberles revelado que en realidad era dos años menor, de lo contrario habrían atribuido su amorío cómo un infantilismo por su parte y se habrían opuesto con más ganas, ese iba a seguir siendo su pequeño secreto.