XIX | Revelación

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Cuando Loid llegó a casa, poco después que su hija, Anya pudo escuchar sus pensamientos donde se culpaba, se preocupaba, se lamentaba:

~¿Y si lo que dijo Franky es verdad?, Hace tiempo que tengo pruebas de sus lavados de dinero, intercepte las cartas que comprueban que participaron en el desabastecimiento de alimentos, cuando planeaban un golpe de estado junto al ejército, la colusión con otros empresarios, la desestabilidad del país, y aún así seguí buscando excusas para enfocarme en conseguir lo de los laboratorios... Y quizás ni siquiera me he esforzado tanto en recabar la información sobre eso, porque sé que cuando lo consiga, la familia Forger se acabará...~

Anya comió en silencio mientras pensaba en la manera en la que podía animar a su padre, pero antes que incluso se le ocurriera algo, su madre hablo:

~¿Estuvo muy difícil el trabajo de hoy?, Luces cansado...~

El posó su mano sobre la de su esposa y sonrió dulcemente:

~Descuida, nada que un tiempo con mi familia no me haga sentir mejor~

Anya sonrió, y pensó que no importaba lo que sucediera, ellos jamás podrían dejar de ser una familia, porque los lazos que los unían eran mucho más fuertes que cualquier adversidad.

...

Caminaba pisando los charcos de agua que la lluvia de ayer había dejado, la que con el frío que hacía aún no se evaporaba, no le importo mucho mojarse y que el agua se le colará empapando sus calcetas, tal vez estaba demasiado distraída como para percatarse de ello, había rendido exámenes y estaba segura de que no le había ido muy bien. Su padre se cuestionaba que sería de ellos cuando todo acabará, en la academia sentía que sobraba cuando Becky la incluía en sus reuniones con su nuevo novio, los Desmond dejaron de solicitar de ella tan seguido, pero en su lugar Demetrius lo hacía bastante, y cada vez que lo hacía era muy atento con ella, más después de lo que pasó, constantemente le preguntaba si estaba bien o si necesitaba algo... aunque sus encuentros eran breves, eran agradables, ¿así se sentía que te tratarán bien?, ¿Así era alguien maduro como tanto mencionaba su amiga?, no sabía que pensar respecto a él, sus pensamientos eran confusos, aunque sus sentimientos eran claros, era difícil debatirse entre lo que piensa tu mente que es correcto y lo que siente tu corazón, porque claro también estaba Damián, lucía tan triste, o enojado, tal y como lo era antes, le causaba pena porque su tristeza era gratuita, si tan solo la hubiera escuchado, ella le habría contado absolutamente todo y nada de esto estaría pasando... Y sus pensamientos eran tan, difíciles.

Pero, aunque lo fueran, una cosa era segura, aún no la olvidaba, aún cuando tenía novia, aún cuando los días pasaban y pasaban sin piedad, en ocasiones en su cabeza le dedicaba las palabras más hermosas que podría escuchar, dándole esperanzas a su débil corazón y en otras, solo insultos y desprecios.

Era tan doloroso, ¿Acaso existía un anhelo humano más triste que desear una segunda oportunidad de algo?, Porque independiente a todo, cada vez que lo veía detenidamente, miraba sus labios secos, y pensaba en las ganas que tenía de hidratarselos, Pero, ¿Qué podía hacer?, Nadie era culpable, en defensa propia, ella podía decir que lo amo con el alma, y en su defensa no podía culparlo por romperle el corazón, porque ella fue quien dejó que lo hiciera.

Murió de ganas tantas veces por pedirle que se quedara, que la escuchará, pedirle que no se fuera, que lo que fueran podía funcionar, aún con todos los obstáculos que los perseguían, decirle que no quería perderlo, que lo quería tanto, pero... Estaba mal que ella se lo pidiese, porque era él quien debía quedarse.

...

Él se encontró perdido mirándola, tantas veces, ver su sonrisa lo hacía pensar, que cuando probó sus labios, lo hizo a sabiendas de que de allí no saldría ileso, lo sabía y es que en ese momento no le importaba si alguien como ella le hacía pedazos su corazón, y aún con todo lo que pasó, podría asegurar que amo estrellarse con ella, porque nada lo haría arrepentirse del precio que estaba pagando por haber probado su sabor, por haber sentido su calidez, por haberse embriagado con su aroma, lo volvería a hacer.

Imposible | DamiAnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora