Pese a que el día había amanecido despejado, con el paso de las horas se fue oscureciendo, nubes esponjosas cubrían todo el cielo y un viento frío hacía bailar sus cabellos...
Anya solía distraerse con facilidad, sobretodo cuando sentía que estaba estorbando, y era precisamente como se sentía junto a su amiga y su novio, y mientras ellos conversaban, ella miraba perdida los alrededores, -¿Dónde irán a parar las hojas que son arrastradas por el viento?-, Se preguntó mientras abrazaba sus piernas, tenía algo de frío, pero aún así amaba estar en el exterior, los extensos y verdes patios de Edén le hacían sentir algo de tranquilidad en medio de su alta exigencia académica, y de su caótica existencia.
En los vaivenes de sus ojos, de pronto fijo la mirada al notar que él estaba sentado en una banca de enfrente, conversando con algunos alumnos, inclino su cabeza mientras lo miraba, dijo que no quería pensar más en lo que pasó, pero inevitablemente su mirada recayó en sus labios y rememoró todo...
Cerró los ojos por un momento, como forzandose a olvidar lo que había pasado, y para cuando los volvió a abrir, lo volvió a mirar, y comenzó a pensar... cuánto hubiera deseado que fuera él quien la hubiera asaltado con un beso, de solo imaginarlo su estómago se llenaba de una emoción que la embargaba por completo, ella sabía cuánto él la seguía anhelando, por eso se preguntaba, ¿Qué sentiría él cuando besaba a Elaine?, ¿Hasta donde habría llegado con ella?, ¿Cómo podía engañarse a si mismo de esa forma?, ¿Cómo podía forzar un sentimiento que en realidad no sentía?, ¿Eso era posible?.
Lo pensó por un momento, pero le pareció descabellado y sumamente cruel, definitivamente ella no podría vivir una vida así, engañandose no solo a si misma, si no que también a la otra persona, y ninguno se lo merecía... tal vez si hablaba con Demetrius y le decía que no se quería casar con él lo entendería... Después de todo ella nunca estuvo de acuerdo, y si buscaban obligarla a hacerlo, ahora podía pedirle ayuda a su padre, aunque no quería que le hiciera daño, o que la situación escale a mayores, no era su culpa a fin de cuentas, era ella el problema, porque era ella la que estaba ahora mismo perdida en otros ojos, unos color olivo, en su cabello, en sus labios gruesos, en sus grandes manos, en su cuello, ¿Cómo podía causarle tanto con solo mirarlo?.
La única distancia que hubiera querido que acabará era la de ellos dos, que fuera su cuerpo el que la cubriera del frío que sentía que se calaba hasta los huesos y congelaba la punta de sus dedos, que fuera él quien la mirara profundamente, quien la detuviera impidiendole marchar, ni siquiera hacía falta que le prometiera nada, o que le dijera cosas lindas, con su presencia le bastaría, con sus caricias, con su amor.
Habían sido tanto y nada a la vez, aquel sentimiento parecía ser eterno, y eso era lo más triste, porque estaba en sus manos seguir alimentando ese amor que se tenían y dejar a un lado los miedos, pero en cambio, se soltaron y se dejaron ir para ahora solo lamentarse en la distancia.
Faltaba tan poco para, tal vez, no verlo nunca más, y ahí estaban, desperdiciando el tiempo como si lo tuviesen comprado, o asegurado, y para ella nada era así... ¿Si algo salía mal y debían irse del país?, Era una probabilidad, y de ser así al menos le gustaría llevarse de recuerdo, sus labios en su piel y no solo en su boca, quitarse esos deseos que sentía que la incendiaban por dentro, entregarle algo más que solo su alma, y grabar su estadía con la tinta indeleble que eran las sensaciones de experimentar algo nuevo, no podía desaparecer sin cobrarle la factura de las noches que la dejo sin dormir, de las lágrimas que le hizo derramar, y de las inmensas ganas que tenía de hacerle saber que ella era suya.
Pero él era, tan orgulloso, su indiferencia le dolía tanto, los desprecios que le dedicaba, la manera en la decidía querer odiarla, ¡Tan injusto!, Aquello la hacía entristecer, y dudar, porque por momentos sentía la absoluta certeza de que debían aclarar las cosas y darse una oportunidad, pero de ninguna manera iba a rogarle como él quería, porque ella no cometió ningún error, y nada de lo que él creía era cierto, pero también le aterraba la idea de que todo acabará de esta manera, solo por un desdichado mal entendido que encima no le permitió explicárselo...
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Imposible | DamiAnya
FanfictionLlega un momento donde nuestras emociones hacen vacilar nuestros pensamientos, haciéndonos dudar de nosotros mismos, adentrandonos en una batalla que parece interminable, que nos dificulta distinguir lo que es o no correcto. No me arrepentiría si m...