Prólogo

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Nos mirábamos fijamente a los ojos durante unos segundos como si nos fuéramos a quedar así horas. Había sido un infierno pasar semanas sin él. Sus ojos eran los únicos que habían hecho que me enamorara de una persona y ese era Erik. A pesar de que los suyos fueran verdosos, tenían algo que hacían que estuviera tranquila y sin miedos. 

El único temor era perderlo a él después de todos los problemas y peligros a los que estábamos sometidos, después de haber cambiado mi vida por él. 

Solo sé que estando juntos, todo iría mejor... 

Que podríamos respirar juntos y recuperar el tiempo que habíamos perdido.

Amores que asfixianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora