Amores que asfixian

Capitulo 20

Narra Lauren

Hoy veré a mi padre, después de un mes y medio sin tener ningún tipo de contacto. Una parte de mí se alegra por verlo, pero, pensar que él viaja por negocios ilegales... Eso me revuelve el estómago. 

Se, que ahora yo también estoy en su mundillo aunque sea una novata, pero en cierta parte yo no llevo esos negocios. Me concentro más en las enseñanzas de Ewan con los ordenadores y las clases de boxeo con Max. Llevo todas las pistas de Erik, los mando a investigar a Toni y Lionel. Los sitios a donde van... 

Cada punto en esta misión es importante, cada vez soy menos paciente y voy perdiendo los estribos, pero Max me apoya en todo, es como el hermano mayor que nunca tuve. 

Pero lo pienso y seguiré intuyendo que él ha estado en mi pasado y ahora por cosas de la vida también, aunque tengo que descubrir por qué me trata tan bien. 

Una cosa es jurarte lealtad y seguir mis órdenes, pero otra es... Es tratarte tan bien que dudas de si lo hace para despistarte y arrebatarte la vida o porque de verdad le importas. El si me importa, es el único que me muestra su lado verdadero...Bueno, aun no lo he visto en acción ni ansioso por matar a alguien. Creo que dañar a la gente no le gusta, salvo que sea a gente que le quiere hacer algo a alguien con importancia para él o sea en el trabajo.

Estoy en el porche de mi casa, esperando a que mi hermano salga y vayamos al instituto juntos. 

Escucho un ruido desde fuera, algo se ha roto y sale mi hermano de la casa corriendo, sin darse cuenta de que estoy plantada delante de él. 

─¿Le has vuelto a romper un jarrón a mamá?─ le digo mirando la hora desde el móvil.─ Creo que ya te he dicho demasiadas veces que no te deslices por la barandilla.─ su cuerpo reacciona y se gira para mirarme.

─No he sido yo...─ miente y señala la puerta de entrada─ Ha sido John.─ se cruza de brazos. Que incrédulo.

─Ya claro, siempre es el gato.─ muestro media sonrisa─ Y yo que pensaba que ya estabas madurando, pero me he equivocado.─ se acerca poco a poco a mi.

─Madurar es de frutas.─ me dice y va en dirección al coche. Eso me pilla tan desprevenida que se me escapa la risa y yo voy tras él. 

─Entra en el coche anda, que llegaremos tarde.─ rueda los ojos y entramos. 

A la mitad del camino hacia el instituto estaba analizando la situación. Él estaba con el teléfono y no me prestaba atención ninguna. Yo miraba por los retrovisores para ver si nos seguían o algo, pero nada.

Max me había puesto cámaras en las afueras del ático, en el portal del edificio y los parkings. En casa de mamá en la cocina y pasillos junto a la sala de estar. Mi despacho del local también y en las demás salas, querían tener vigilados la zona del bar y grabar las caras de los clientes, por si alguna nos sonaba. Las analizamos cada tarde y nada, no conocíamos a nadie, eran solo clientes habituales. 

Habíamos tenido discusiones desde que pasó lo del bosque y él quería contratar a un guardaespaldas bien entrenado para vigilarme las veinticuatro horas del día. Yo lo negaba rotundamente, mi palabra era siempre la última decisión, aunque no me hizo caso y a partir de ahora un hombre me vigilaba desde un coche. 

No sabría decir en cual está, ni siquiera reconocerlo. Supongo que Max no me dijo nada de él para que no lo despidiera o mantuviera una conversación larga e intensa sobre lo que me parecía bien y no. Está claro que voy a poner normas y espero que las acate. 

─Y... ¿Qué tal estuvo el finde?─ Alex me mira esperando una respuesta.─¿Lauren?─ lo miro y dejo mis pensamientos a un lado. 

─Bien.─ Sueno cortante ya que no quería sacar este tema. Si lo sacaba, miles de recuerdos rozaban un lateral de mi mente y amenazaban con entrar, sobre todo no quería añorar una amistad donde las verdades estaban ocultas.─ Luka es muy divertido, es puro humor italiano o eso es lo que dicen las chicas.