Capitulo 11

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Narra Erik

No he podido dormir esta noche, no paraba de pensar en Lionel y el dinero, se que está tramando alguna cosa y no sabré cual es hasta que suceda, solo espero que Ren no esté metida. Max ya me ha ido informando de que no han visto nada sospechoso por su parte, ni en el teléfono, debe haberse comprado uno de prepago. 

Voy a refrescarme un poco para despejar la mente, estoy bastante abrumado.

Me meto en la ducha e intento estar lo más tranquilo que puedo pero no lo consigo, no paro de pensar en cómo reaccionaría Lauren a esto, se que aun no a pasado nada, ni bueno ni malo, pero en teoría tenemos confianza el uno con el otro y esto se lo estoy ocultando. Yo confio en ella, el problema es que si una vez ya vino corriendo a mi para ver si estaba bien cuando recibió una carta de ese hijo de puta, no se que haría si sabe esto, posiblemente me gritaría y se enfadaría. 

Hablé con Max para que estuvieran en alerta en el bar, él intentará estar conmigo y los demás vigilando las entradas. Sinceramente no creo que Lionel se arriesgue a hacer algo en un lugar donde hay gente, aunque eso da igual, porque es lo que se suele hacer para despistar a la poli o otras mafias, así que eso lo tengo en cuenta. 

Salgo de la ducha y aun veo que faltan cuarenta minutos para que Lauren empiece el insti, quiero llamarla y decirle que la llevaré yo. Cojo el móvil y marcó su número.

─ ¿Ya me echabas de menos?- escucho una risilla- Es raro de ti levantarte temprano cuando no estoy contigo, ¿que quieres?- su voz cambia de un tono dulce a preocupación.

─ No podía dormir, en quince minutos paso a buscarte, te llevo a clases.- intento que ella me note alegre- Prepárate que ya voy. 

─ Que si,- como si se quejara- ven rápido, no quiero llegar tarde.- se ríe a carcajadas.- Hasta ahora Rik.- cuelga. 

Me acerco al armario y cojo lo primero que veo, una camiseta azul marino y unos tejanos oscuros, unas adidas y me pongo el reloj que ella me regaló. 

Salgo de la habitación y me preparo un café, me lo bebo rápido porque quiero verla lo antes posible.

Toco el botón del ascensor y se abre, me meto y empieza a bajar. Al estar abajo, aprieto el botón de la llave del coche y se abre, hoy también cogeré el Range Rover. Entro en el coche y ordeno que se abra el garaje, al abrirse arranco y salgo, no hay mucho tráfico pero igualmente me tengo que apresurar porque sino ella llegará tarde al instituto y en vez de pasar un buen rato, me llevaré gritos por su parte. 

Ya estoy en su calle, intento acelerar un poco y aparco delante de su casa. Toco al timbre, ya que toda su familia está despierta y no tarda ni diez segundos en abrirse la puerta, es Alex. 

- E...¿Erik?- tartamudea y le sonrío- Pasa, ¿Has venido a buscar a Lauren?- finalmente me deja pasar y cierra la puerta.

- Así es, ¿está Ren por aquí?- abre los ojos de golpe.

- Ee... sí, ahora baja, a ido a buscar sus libros.- me señala la cocina y lo sigo- ¿La has llamado Ren?- asiento con la cabeza- Espero que no se haya puesto a llorar delante tuyo, así es como le llamaba mi abuelo, solo deja que la llamen asi el y su futuro marido─ se ríe─ o eso es lo que dijo cuando ella era pequeña.- saco una sonrisa de golpe, me alegra saber que si me deja llamarla así es que le importo. 

- Espero ser el único y el último en llamarla así, ella de verdad me importa.- Alex está atento a lo que digo y se queda mirando atrás, me doy la vuelta y la veo.

- Bueno, esperemos que sea así, pero primero tengo que ir al instituto.- Lauren se acerca y me coge de la mano y me lleva hasta la entrada.

- Alex, ven con nosotros, no hace falta que vayas en bus.- el saca una sonrisa y coje su mochila.

Amores que asfixianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora