*narra Erik*
Hace dos años mi familia tenía un negocio de tráfico de armas y drogas. Por ese entonces yo tenía dieciséis años y Toni veinte. Un día teníamos que ir a buscar la mercancía al puerto y nos tendieron una trampa. ¿Cómo sabían que estaríamos ahí justo en ese momento? Esa es una pregunta que nunca habíamos acabado de descubrir, pero tampoco le dimos mucha importancia.
Al estar allí y encontrarnos a la CIA comenzaron a pegar disparos, yo y Toni nos escondimos entre unos contenedores de metal gigantes y mis padres se fueron hacia el lado contrario. Se comenzaron a escuchar más disparos, pero esta vez parecían de metralletas. Permanecimos escondidos en el mismo sitio por un buen rato, salimos cuando se comenzaron a escuchar los coches que se marchaban.
Toni se puso delante de mí y me cogió de la mano, él apuntaba con su beretta 92 hacia delante, la mejor pistola italiana que había visto en esos entonces. Al caminar hacia nuestro coche, nos dimos cuenta de que por la zona del maletero había un charco de sangre. Se acercó más a mí y me dio una navaja.
─ Procura que no te maten.─ me dice con un tono divertido- Te estaré protegiendo.- se da media vuelta y sigue andando.
Lo que vimos a continuación no fue algo precisamente bonito, mamá y papá muertos en el suelo cogidos de la mano. Escuchamos un ruido que provenía del otro lado del coche. Es un agente de la CIA. Se acerca y mira a Toni.
─ Tu debes ser Toni, ¿me equivoco?─ se va acercando apuntando con su arma seriamente.
─ ¿ Los has matado tú?─ pregunta mi hermano con los ojos cristalizados, quiere llorar de la rabia pero no lo hace.
─ Toni, debes saber que tus padres estaban metidos en más cosas a parte de traficar con armas o droga, también han matado a gente y eso ya no es un delito grave, sino tres.─ le dice mirándole a los ojos.
─ No me importa, todos sabemos en qué estaban metidos, así que ahórrate lo que vayas a decir.─ ahora Toni le está gritando y le caen algunas lágrimas por la mejilla. Yo en cambio estoy en shock, no me puedo creer lo que está pasando, nunca nos han pillado. ¡NUNCA!
─ ¿Ese es Erik?, ¿tu hermano?─ pregunta ahora─ Yo soy Paul, formo parte de la CIA. Hos llevaré a vuestra casa, vosotros no tenéis ninguna culpa. ─me mira a mi con cara de tristeza. Seguramente porque no se ha imaginado nunca que un chico, aunque ya sea adolescente, vea a sus padres muertos en una situación así.
Paul le hace un gesto con la cabeza a Toni para que tire la pistola lejos y este le hace caso. ¿Por qué? ¿Por qué no le dispara si ha matado a papá y a mamá? Eso no lo se, pero yo sin decir nada, me guardo la navaja que tengo en mi mano izquierda en un bolsillo delantero de mi pantalón.
El agente se acerca y nos pone unas esposas a cada uno, no se acaba de fiar de nosotros, lo entiendo. Viniendo de una familia así, ni yo lo haría.
Entramos en el coche, un 4x4 negro y en menos de media hora ya estamos en la entrada de la mansión. Tenemos tanto dinero gracias a todos los negocios que han hecho con otros narcotraficantes, que podemos tener lo que queramos.
Al salir del coche, Alexander nos desea suerte en un futuro así que después lo ignoramos y entramos dentro.
─ Erik.─ Toni se da la vuelta y me mira─ A partir de ahora juro que estarás a salvo, te voy a proteger. Si hace falta, no dudaría en dar mi vida a cambio de que estés bien, ¿entiendes?─ sigue hablando─ te pondré guardaespaldas hasta que tu estés lo suficientemente preparado para poder defenderte solo y tener tu el poder. El negocio familiar no acaba aquí, seremos más ricos que ahora y más peligrosos. Contrataremos a más hombres para que hagan el trabajo sucio por nosotros, pero nosotros llevaremos el mando.─ acaba y me abraza.
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Amores que asfixian
Novela JuvenilVenganza. Se conocieron gracias y tristemente con esa misma palabra. Hay muchas maneras de respirar, las cuales entiendes cuando encuentras los sentimientos que las diseñan. Tanto Erik como Lauren empezaran a entenderlas. La vida de Lauren es tranq...