*Narra Lauren*
Me despierto y miro a mi alrededor, estoy en mi habitación. Seguramente Erik me trajo porque me quedé dormida. Cojo el móvil y miro la hora. ¡Solo son las cinco de la mañana! Vuelvo a intentar dormir pero no puedo. Aún faltan tres horas para empezar el instituto, decido llenar la bañera y pegarme un baño relajante de espuma. Hacía tiempo que no usaba una bañera.
Al acabar, me esparzo espuma por todo el cabello y dejo que se seque al natural. Envuelvo mi cuerpo en una toalla y salgo del baño. Abro el armario y me pongo lo primero que pillo, un top negro con escote de corazón y una falda tejana ajustada a mis caderas, que voy a conjuntar con unas botas negras militares. Cojo un bolso que me ha comprado Erik y ahí pongo todas las tarjetas falsificadas, las llaves del coche y del ático. Ya ha pasado una hora y media y voy a desayunar, me muero de hambre. Salgo de la habitación y miro a ver si hay alguien, pero no veo nada y camino hasta llegar a la cocina.
Entro a la cocina y miro a ver que hay en la nevera, dentro de ella solo veo dos botellas de leche y algunas cervezas. Parece que a este le gusta beber a mares. A partir de ahora, si voy a estar viniendo aquí, quiero que al menos haya algo para poder alimentar mi estómago. Así que esta tarde saldré de compras.
Empiezo a servirme una taza de leche pero de repente escucho un ruido intenso que proviene del comedor, cojo una sartén y me dirijo allí. Al pasar por al lado de una columna noto una mano encima de mi hombro y no dudo ni un segundo en darle un golpe con mi arma secreta. Escucho un quejido con la voz de Erik, me doy la vuelta y si, es él. El me mira enfadado y yo me encojo de hombros.
─ ¿Pero qué cojones haces con una sartén en la mano?─ me pregunta gritando.
─ ¡Había escuchado ruidos desde la cocina y no sabía que eras tú!─ ahora también le grito- Lo siento, ¿vale? Pero imagínate que llega a ser otro tío. Hubiera necesitado defenderme, ¿no crees?─ me cruzo de brazos y se lo digo con chulería.
Se queda callado unos segundos y va hacia la cocina, coge mi taza y empieza a beber de ella. Ahora si que me hace salir de mis casillas.
─ Ya lo se Lauren.─ se apoya en la nevera y me mira─ Y has hecho bien, si no hubiera sido yo el del golpe, seguro que también le habría dolido.─ abre la estantería de su lado y me da una taza─ Tienes fuerza y eso está bien, en poco empezaremos los entrenamientos, hoy el tiempo esta acortado, porque cuando acabes las clases nos vamos a un sitio.
─ Te conozco desde hace...¿dos días?─ le contesto─ Solo te digo que no me acabo de fiar de ti y aunque creas que estamos empezando a llevarnos mejor, te estaré vigilando.─ bebo de la taza y la vuelvo a dejar encima del mármol.
─ Mira, a partir de ahora nos tenemos que vigilar mutuamente, porque como tú has dicho, yo tampoco me fio de ti y al final tendremos que aprender a llevarnos mejor.─ me mira burlón y se sale de la cocina─ Voy a vestirme y te llevo al instituto, coge tus cosas de mientras.─ desaparece finalmente.
Voy a por mis libros y lo espero durante un buen rato al lado del ascensor. Por suerte me da tiempo a mirar las redes sociales y a ver si tengo algún que otro mensaje. Aparece él de golpe a mi lado y precisamente no me está mirando la cara, más bien dicho, mi escote. ¿Se acaba de dar cuenta de que llevaba esto puesto ahora?
Saca unas llaves de su bolsillo izquierdo y las introduce en la cerradura del garaje. Solo con estas llaves se puede acceder del garaje al ático hasta a la azotea, y solo nosotros dos tenemos estas llaves, nadie más puede entrar en estas zonas, ni Toni.
Nos subimos al coche de Erik y sacando una sonrisa me quedo mirando el que a partir de ahora será mi coche. Él parece saber que estoy pensando, porque se sale del coche y abre mi puerta.
ESTÁS LEYENDO
Amores que asfixian
Novela JuvenilVenganza. Se conocieron gracias y tristemente con esa misma palabra. Hay muchas maneras de respirar, las cuales entiendes cuando encuentras los sentimientos que las diseñan. Tanto Erik como Lauren empezaran a entenderlas. La vida de Lauren es tranq...