El Rincon de Felixidad || {Felix x SKZ}

9 •Pastel De Cumpleaños•

—¡Bienvenidos al rincón de Felix! ¿Que puedo servirles?

La pastelería estaba a rebozar de clientes, para su suerte, grupos de familias o amigos completaban las mesas al rededor de la tienda y los que no estaban sentados esperaban en una larga fila del lado de afuera, esperando su turno para ser atendidos.

La noticia de la nueva pastelería de la ciudad que había abierto, se esparció como pólvora entre los vecinos, principalmente entre los más jóvenes, que habían tomado el lugar como nueva moda, y es que, ¿Quién no quisiera ir a la tienda que tiene postres deliciosos, gatos adorables y hombres guapos?

Y es que sí, aunque no lo quisiera admitir, gran parte de la popularidad que había ganado la pastelería era gracias al grupo de "amigos-pretendientes" que tenía, o más bien a sus caras.

Pues con el pasar de las semanas, se había echo muy común ver a las jovencitas emocionarse por ser atendidas por cualquiera de los dos meseros, había grupos de chicos que se la pasaban contemplado al "misterioso chico" que se sentaba apartado en la zona de gatos con su computadora y un café, los suspiro llenaban el lugar cuando alguno de los dos hombres vestidos con trajes grises entraban a la pastelería y todos esperaban expectantes que alguna cosa se rompiera para ver al fornido trabajador que las repararía. Y ni hablar cuando de casualidad aquella estrella de internet llegaba a visitar el lugar, el alboroto se hacía ensordecedor.

Hasta había visto a varios chiquillos sonrojarse cuando él les cobraba sus pedidos. "El rincón de los guapos" le dijo una vez con burla Moonbyul.

Pero bueno, no podía quejarse si le estaba yendo tan bien. Por lo menos, ahora tenía lo que siempre quiso, desde su posición detrás del mostrador, tenía una vista privilegiada del momento exacto en el que alguno de sus clientes probaba una porción de sus postres y en su cara podía ver sus expresiones de deleite. Eso era suficiente para tener su corazón lleno y que sintiera que la larga jornada de trabajo valía la pena.

Pero claro, sabía que no todos estarían de acuerdo con él. Solo hacía falta ver la cara de incomodidad que tenía Jeongin al recibir tanta atención, eso sumado a que el chico no era un ser muy sociable que digamos, hacía que este terminará caminando tensó como si fuese un robot mientras atendía las mesas, era un poco torpe pero eso lo hacía lucir más adorable, haciendo que de vuelta llamara la atención.

—Una sonrisita no te vendría mal, Innie~ — Se burló una vez el chico llego al mostrador con su bandeja.

—Como si fuera tan fácil.— Se quejo exhausto, casi acostándose sobre el mostrador. —Ningun ser humano podría actuar tranquilo con tantas personas viéndote.

—¿Cómo de que no? Mira para allá.

En la vereda contraria a Jeongin se encontraba Jisung, que parecía estar nacido para el trabajo, pues éste amaba la atención. Caminaba entre las mesas casi como si se estuviese deslizando, casi bailando, podía mantener cualquier charla animada con los clientes sin ningún problema, incluso en un tono coqueto.

—... Y así es como salve a mi tío Ernesio de sufrir un paro cardíaco, solo usando una tijera, sorbetes y mucha fe...— Jisung peino su cabello hacía atrás posando luego de haber terminado de contar aquella anécdota, que claramente era mentira, pero los adolescentes que lo escuchaban estaban lo suficientemente embobados para no darse cuenta.

—¡Wow, Jisungie! Eres el chico más increíble y hot que haya conocido.—  Pronunció una chico con lentes que estaba sentado ahí mientras jugaba con sus dedos mirándolo avergonzado. —Me preguntaba si... ¿Me darías tu número?

—¿Mi número? Oh, lo lamento, pero mi jefe siempre es muy estricto y no deja que tengamos relaciones con nuestros clientes.— Mintió rápidamente, pues Felix nunca había mencionado nada sobre eso. El chico de lentes hizo un puchero decepcionado, a lo que Jisung tomo su mentón con una mano. —Pero ey, que eso no impida que me sigas viniendo a ver, eso solo avivaría la llama de nuestro amor prohibido.