Capítulo IX

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Elia se pasó toda la tarde ayudando a Annabeth a mandar mensajes Iris a todos los semidioses de la profecía y también a presentarse.

El último al que llamaron fue a Leo Váldez que, como le dijo Annabeth, era hijo de Hefesto.

-Ah, hola Annabeth. ¿Qué tal por el campamento? -preguntó él.

-Bien, bueno, Rachel anunció ayer otra profecía que requiere a los siete elegidos, necesitamos que vengas al campamento.

-¿Qué dice la profecía?

Annabeth recitó de memoria la profecía.

-La tierra del fin del mundo... ¿Dónde es eso? Suena mal.

-Finisterre. El cabo del fin del mundo.

-O sea que vamos a necesitar un transporte como el Argo II, pero viendo cómo acabó tiene que ser más resistente.

-Nos vendría genial tu ayuda. -Añadió Annabeth para convencerlo.

-Vale, aunque a Calipso no le va a hacer mucha gracia. Intentaré estar allí lo antes posible.

-Gracias Leo.

El mensaje Iris se cortó.

-Bueno, pues ya hemos acabado.

-Annabeth, ¿vamos a volver todos de la misión?

La pregunta le pilló por sorpresa y se quedó callada.

-No lo sé Elia, con los monstruos nunca se sabe, pero vas a ir con seis semidioses que ya han salvado el mundo antes.

-Ya pero en un principio erais siete y si semidioses con experiencia como vosotros mueren en las batallas no puedo obligar a Nyssa a confiar en que Harley vuelva al campamento sano y salvo.

-¿Sabes una frase que todo el mundo debería conocer? Es mejor tener una cicatriz de valiente que se enfrentó al peligro para salvar a los demás que tener la piel lisa por cobarde.

Elia sonrió.

-Lo recordaré.

-Además a la única persona a la que hay que pedir permiso para que nos acompañe es a Harley, él es quien decide sobre su vida. Anda vete a jugar un rato.

La nueva Generación [PJO, HoO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora