Capítulo XXXIX

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Estaban volviendo ya al barco. Iban por una calle llena de puestos portátiles cerrados debido a las horas que eran. Harley y Elia iban delante del grupo corriendo y riéndose.

De pronto apareció una señora en medio de la calle. No había salido de ningún sitio, llevaba una capa blanca con capucha, la cual ocultaba su cara.

Su presencia era intimidante, pero a la vez reconfortante.

-Buenas noches niños -saludó la señora.

-Buenas noches -contestó cautelosamente Elia.

-¿Queréis venir a mi puesto? Puedo leeros el futuro gratis. No estoy teniendo mucha clientela últimamente.

-No es necesario -intervino Will -, de hecho ya los íbamos a nuestra casa.

La señora frunció el ceño como si su presencia fuera molesta.

-Estaba hablando con los pequeños -dijo en un tono un poco desagradable, pero su voz se suavizó cuando se dirigió de nuevo a Harley y Elia -. Venid conmigo niños solo será un momento.

No les dejo responder, les cogió de la muñeca y prácticamente les obligó a caminar hacia el único puesto abierto, en el mostrador había una bola de cristal, una baraja de cartas y varios frasquitos con sustancias que no pudieron identificar. Puso sus manos sobre el mostrador, la izquierda de Elia y la derecha de Harley.

-Esto... señora... nosotros ya nos íbamos a...- intentó decir Harley pero fue interrumpido.

-¿Señora? Soy una bruja y voy a leerlos el futuro.

-No necesitamos que nos lean el futuro -dijo Elia con un tono y poco más brusco e intentando retirar la mano, pero una extraña fuerza se lo impedía.

-Paparruchas, estoy segura de que está mañana os habéis encontrado con el señor cangrejo, un tipo amable.

Asintió con la cabeza y a Elia le pareció ver una cara joven debajo de la capucha, pero un instante después parecía una anciana.

La bruja recorrió con los dedos las palmas de las manos de ambos niños y después solo vieron un pequeño destello, el de la luz reflejada en un metal.

-¡Ay!

-¡Eh!

Los dos apartaron la mano del mostrador, sus palmas lucían ahora un corte desde la muñeca hasta el dedo índice.

-¡Oye! No puede hacer eso -dijo Annabeth indignada.

La bruja pareció ignorarla. Tenía una pequeña daga curva manchada de sangre.

-No os quejéis -dijo la bruja con total naturalidad -, si brillan todos estos años tendrán sentido.

-¿De qué narices hablas? -preguntó Elia olvidándose momentáneamente del corte que acababa de recibir.

-¿Ya me tuteas? Estas generaciones tienen cada vez menos respeto por los mayores.

-El trato de usted es un trato de respeto y mi respeto es algo que se gana, no viene con el título -contestó Elia.

La bruja fue a responder algo, pero el corte que les había hecho comenzó a brillar en un intenso tono azul.

-No puede ser -murmuró la bruja -, está sucediendo realmente. Tantos años de incógnitas...

-¿Qué está pasando? -preguntó Harley alejando la mano de su cuerpo como si fuera tóxica.

-¿Tenéis las llaves? Sí, claro que tenéis las llaves, si no, no brillaría. ¡Rápido niña! Sácalas.

La nueva Generación [PJO, HoO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora